GUÉDIAWAYE, Senegal — Los dos adolescentes que aparecían en la pantalla caminando penosamente por el Sahara camino a Europa eran actores. Pero para el joven que miraba la película en Senegal, la terrible experiencia cinematográfica parecía demasiado real. Sus dos hermanos habían emprendido el mismo viaje años antes.
“Por eso se negaron a enviarme dinero para tomar esa ruta”, dijo Ahmadou Diallo, de 18 años, un barrendero. “Porque habían visto de primera mano lo peligroso que es”.
Los críticos occidentales han elogiado la película “Io Capitano” —nominada al Premio de la Academia 2024 al mejor largometraje internacional— destacando su mirada visceral, pero tierna, a la migración. Ahora está siendo proyectada en países africanos, incluyendo Senegal, donde los dos protagonistas de la cinta se embarcan en su odisea.
El equipo técnico de la cinta y su director, Matteo Garrone, la han proyectado en centros juveniles, en escuelas e incluso en una cancha de basquetbol en Guédiawaye, un suburbio de Dakar, la capital de Senegal, donde Diallo y cientos de personas más la vieron.
“Io Capitano” cuenta la historia de Seydou y Moussa, dos primos que abandonan Dakar y gastan todos los ahorros que ganaron trabajando como albañiles en una obra.
El viaje rápidamente se convierte en una expedición peligrosa cuando los adolescentes se encuentran en manos de contrabandistas descuidados, luego bajo el control de ladrones armados y carceleros crueles, antes de llegar al paso más mortífero: cruzar el Mediterráneo.
En la cancha de basquetbol, algunos soltaron gritos ahogados de horror cuando bandidos abrieron fuego contra un grupo de inmigrantes en la pantalla. Otros ocultaron sus ojos durante las escenas de tortura.
“La gente sabe que existe el riesgo de perder la vida”, dijo Garrone. “Pero no han visto cómo es”.
Los jóvenes de Senegal constituyen la mayoría de sus 17 millones de habitantes, pero su economía de rápido crecimiento ha tenido dificultades para ofrecerles empleos con salarios decentes. Miles parten cada año a través del Sahara y el Océano Atlántico, y los accidentes mortales son frecuentes.
Diallo dijo que quería reunirse con sus hermanos en París. Mostró videos en su teléfono de él mismo en el Atlántico el verano pasado, durante uno de sus dos intentos anteriores —y fallidos— de llegar a Europa.
Barra Gassama, de 18 años, miraba “Io Capitano” con los ojos a veces llorosos. Hace una década, dijo, recibió una llamada telefónica informándole que su hermano mayor había muerto camino a España. “Esa llamada cambió nuestras vidas”, dijo. “Esto me lo recuerda mucho”.
Garrone dijo que la película no pretendía persuadir a la gente de no emprender el viaje. “Lo que más espero es ayudar a los jóvenes de Senegal a darse cuenta de que una vez que abandonan su hogar, se convierten en parte de un sistema del que realmente no pueden salir”, dijo.
Para retratar el sistema de contrabandistas y explotación, Garrone trabajó con Mamadou Kouassi, un trabajador social que ahora trabaja con inmigrantes en Italia, quien pasó tres años y medio tratando de llegar a Europa desde su natal Costa de Marfil.
“No tienen idea de cómo nos tratan Europa e Italia en el otro lado”, dijo Kouassi en referencia a los espectadores.
Después de la proyección, Ndeye Khady Sy, la actriz que interpreta a la madre de Seydou, instó al público a permanecer en Senegal. “Aquí pueden tener éxito”, dijo.
Pero Diallo había abandonado la cancha de basquetbol. Dijo que intentaría llegar a Europa por tercera vez este verano.