Hace un año, una ráfaga de optimismo económico puro se extendió por la capital de Venezuela. El Hard Rock Café reabrió su restaurante en diciembre, una nueva concesionaria de Ferrari deslumbró desde una reluciente torre de cristal y alrededor de 200 nuevos restaurantes surgieron en la ciudad. Tras 8 años de contracción económica, el PIB de Venezuela comenzó a crecer nuevamente, la hiperinflación disminuyó y disminuyó la escasez de alimentos.
La leve recuperación fue resultado de un cambio en las políticas económicas de Nicolás Maduro. Alejándose de su predecesor Hugo Chávez, Maduro optó por eliminar los controles de precios y de cambio de moneda, así como los aranceles a las importaciones, al tiempo que permitió una dolarización de facto de la economía. Incluso, la relación del Gobierno con el sector privado se volvió más amigable.
“Venezuela está entrando en un ciclo de liberalización económica”, dijo Alberto Vollmer, un destacado empresario del sector del ron, comparando la situación con la China de la década de 1980.
Pero sin reformas profundas, el espejismo de una recuperación económica está desapareciendo. La firma de consultoría Ecoanalítica informó que el consumo cayó un 16 % en mayo en comparación con el mismo mes de 2022. Según el Observatorio Venezolano de Finanzas, la economía se contrajo un 8,3 % durante el primer trimestre de 2023.
Para finales de 2023, Ecoanalítica espera un crecimiento del PIB del 3,4 %, una tasa mucho más baja que la estimación del casi 8 % que hizo la firma en 2022. “Se espera un efecto de rebote relevante cuando tienes una contracción tan importante”, dijo Jesús Palacios Chacín, economista senior de Ecoanalítica, “pero el techo para el crecimiento es bastante bajo”.
Mientras que la recuperación benefició a la economía de bienes y servicios, sectores productivos como la agricultura, la industria y los hidrocarburos necesitan de financiamiento. Ecoanalítica estima que el sector privado necesita alrededor de US$ 6.000 millones en créditos, pero el portafolio de préstamos de los bancos venezolanos apenas alcanza los US $ 730 millones.
Venezuela está entrando en un ciclo de liberalización económica
Del mismo modo, el colapso de los servicios públicos ha reducido la competitividad de las empresas al obligar al sector privado a invertir en generadores eléctricos, pozos de agua y transporte privado para sus empleados. Palacios Chacín también afirma que el “marco legal deficiente”, considerando la historia reciente de Venezuela con expropiaciones e intervenciones gubernamentales, sigue alejando a los inversores extranjeros.
La nueva imposición de impuestos sobre transacciones en dólares, promulgada en abril de 2022, fue seguida de episodios de devaluación e inflación agresivas. Los salarios de los empleados privados y públicos –el 60 % aún se paga en bolívares– se desplomaron. “Pasaron de tener un salario mensual de US$ 170 a ganar apenas US$ 80 o US$ 85 al mes”, dijo Palacios Chacín. Según Ecoanalítica, el porcentaje de venezolanos con un ingreso inferior a US$ 100 al mes aumentó del 30 % en julio de 2022 al 52,6 % este año.
Según la encuestadora local More Consulting, el porcentaje de venezolanos que percibe que su situación económica está mejor que la del año anterior pasó del 52,2 % en mayo de 2022 al 28,3 % en mayo de 2023.
El Gobierno ha enfrentado dos oleadas de protestas laborales lideradas principalmente por trabajadores del sector público y maestros en menos de un año. Según el Observatorio Venezolano de Conflicto Social, en enero de 2023 hubo un aumento del 136 % en las protestas en comparación con enero del año anterior.
Las expectativas de una bonanza petrolera tras la guerra en Ucrania también se han desvanecido. Después de que Estados Unidos enviara una delegación para discutir el reinicio del flujo de petróleo venezolano a ese país, el gobierno de Maduro afirmó que la producción alcanzaría los dos millones de barriles por día (b.p.d.) para finales de 2022.
A mayo de este año, la producción de petróleo apenas había superado los 800.000 b.p.d. según fuentes oficiales. Y las licencias otorgadas por EE. UU. a empresas como Chevron han resultado ser muy restrictivas, limitando los pagos en especial a intercambios de petróleo por deuda o no permitiendo la explotación de nuevos pozos.
Según Francisco Monaldi, destacado experto en economía energética y miembro del Baker Institute de la Universidad Rice, bajo estas condiciones la producción petrolera alcanzaría su máximo en 850.000 b.p.d. Una producción de un millón de b.p.d. requeriría nuevas licencias, condicionadas a las garantías electorales, incluidas en las negociaciones interrumpidas entre el chavismo y la oposición de México. Si bien la producción aumentó a partir de 2021, se debió principalmente a la explotación de la capacidad sin utilizar de crudo de Venezuela, explica Monaldi. Pero esta capacidad se ha agotado, dice, a menos que PDVSA, la empresa petrolera nacional, logre abrir nuevos pozos.
Sin embargo, actualmente solo tiene dos equipos de perforación en funcionamiento, frente a los 120 a fines de la década de 1990. (Además, solo 2 de las 5 refinerías de petróleo del país operan parcialmente, lo que provoca escasez de gasolina en todo el país y filas de carros de varios kilómetros para obtener combustible).
Comicios ‘ad portas’
Venezuela parece estar escasa de dinero, y la istración está recortando los subsidios a la gasolina, despidiendo médicos de hospitales públicos y enseñando a los guardias nacionales a hornear y a hacer tareas de peluquería como medios alternativos de ingresos.
Sacaron a ejecutivos de PDVSA junto con el poderoso ministro del petróleo después de que miles de millones de dólares desaparecieran debido al uso de intermediarios para exportar su petróleo sancionado (los miles de millones perdidos podrían equivaler al 27 % del PIB). La falta de efectivo podría afectar cualquier distribución de favores de cara a las elecciones presidenciales de 2024, que incluirán a la oposición por primera vez en 10 años. “El gasto público solía ser el 40 % del PIB y ahora es menos del 10 %”, dice Palacios Chacín.
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El Gobierno sigue siendo muy impopular y está tratando de evitar cualquier posibilidad de enfrentarse a un frente de oposición unido. Algunos candidatos tienen prohibido postularse y el Tribunal Supremo de Justicia, controlado por el chavismo, recientemente tomó un caso que podría suspender las primarias de la oposición programadas para el 22 de octubre. Esto podría desencadenar una guerra interna entre precandidatos.
De hecho el viernes –luego de que figuras afines al Ejecutivo amenazaron con prohibir la participación de la actual líder en las encuestas, María Corina Machado–, la Contraloría General de Venezuela ratificó una inhabilitación política por 15 años contra la opositora, quien encabeza las encuestas en intención de votos para las primarias.
Y todos los alineados con el chavismo del Consejo Nacional Electoral (CNE) renunciaron, poniendo fin a cualquier posibilidad de asistencia técnica a las primarias de la oposición. “El Gobierno no está interesado en el éxito de las primarias”, dijo Eugenio Martínez, especialista en elecciones venezolanas.
Sin embargo, Martínez cree que el nuevo pragmatismo de Maduro y su deseo de recuperar legitimidad internacional podrían llevarlo a hacer algunas concesiones antes de las elecciones, a pesar de la situación económica. “La naturaleza de estas concesiones dependerá de la capacidad de la oposición para articularse y movilizarse para 2024”, dijo. Y concluye: “La oposición debería tratar de aprovechar incluso las concesiones mínimas otorgadas por el chavismo”.
TONY FRANGIE-MAWAD (*)
Americas Quarterly - Caracas
(*) Periodista independiente radicado en Caracas.
El consumo se desploma
La contracción de las ventas en la capital Caracas y la región central de Venezuela alcanza el 21 % y la situación es mucho peor en la provincia, advierte la asociación de comerciantes Consecomercio, que presentó en los pasados días una estimación del comportamiento de las ventas en los primeros cinco meses de 2023 respecto a 2022.
Los habituales cortes eléctricos y la escasez de combustible en el interior hacen “abismal” la diferencia con Caracas, subraya Consecomercio. El retroceso llega a 44 % en el este del país, que concentra destinos turísticos, y 34 % en el oeste, polo agropecuario.
Efecto rebote
La reducción de inventarios es espejo de la caída de las ventas, pues muchos comerciantes no los reponen desde diciembre. El año pasado, por la “tímida” recuperación económica, “muchos comerciantes adquirieron inventariosy ahora no se mueve la mercancía”, explica la presidenta de Consecomercio, Tiziana Polesel.
El rebote del 2022 se sintió especialmente en Caracas con nuevos establecimientos, aunque ya varios cerraron en los últimos meses o replantearon estrategias por competencia y poca demanda.
Así, los tímidos signos de recuperación del año pasado comienzan a ser opacados con señales de recrudecimiento de la crisis que llevó a siete millones de venezolanos a emigrar, advierten especialistas.
“No hay políticas económicas que lleven a un crecimiento sostenido. El efecto rebote que vimos el año pasado tuvo que ver con los precios del petróleo”, comenta la economista Pilar Navarro, de la firma EMFI Securities, al recordar que el barril llegó a estar por encima de los 100 dólares tras la invasión a Ucrania.
El frenazo de la economía coincide con un escándalo de corrupción que sacudió a la estatal petrolera PDVSA con el desvío de al menos US$ 3.000 millones de pagos por crudo en criptoactivos en 2022.
La situación afectó la liquidez y el flujo de caja del Gobierno, desestabilizando además el tipo de cambio en un país dolarizado de facto. También hubo un “rebrote” inflacionario. “Con 436 % de inflación (interanual a mayo), cualquier persona con cualquier sueldo es difícil que pueda mantener su poder de compra”, sostiene el profesor y exjefe de la mesa de cambio del Banco Central Hermes Pérez.
Enero, de hecho, fue el mes con la inflación más alta de los últimos dos años con el 42,1 %. La firma Datanálisis, en ese difícil contexto, calculó la pérdida de confianza del consumidor en 23 %.
La economía no se ha desplomado, coinciden expertos, gracias a los recursos extras derivados de las operaciones de la petrolera estadounidense Chevron, autorizadas por Estados Unidos de manera limitada a finales de 2022.
“La razón por la que no tuvimos una macrodevaluación entre marzo y mayo es porque hay dólares en el mercado. ¿Y de dónde vienen esos dólares? De Chevron, no hay ninguna otra fuente”, sostiene Luis Vicente León, economista y director de Datanálisis.
Pérez estima que el mercado cambiario recibe de Chevron alrededor de US$ 100 millones al mes, monto poco representativo para el histórico de ingresos petroleros de Venezuela, pero es “bastante” en medio de las complicaciones para exportar petróleo por el embargo de Washington.
“El impacto de esa medida ha sido ampliamente positivo”, apunta Pérez, quien, aun con recelo, espera una estabilización en el segundo semestre.
BÁRBARA AGELVIS
AFP
Caracas
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