SEÑOR DIRECTOR:
Las ambiciones de poder, el dinero, los odios, la corrupción de ciertos gobernantes las pagan los pueblos. Es lo que estamos viendo en Venezuela. Ya millones –se dice que unos ocho millones de ellos– dejaron su país, con lo doloroso que debe de ser. Y seguramente ahora serán más, porque Maduro quiere perpetuarse en Miraflores.
¿No pude el mundo hacer más? Tal vez algunos no quieren intentarlo. No puede ser tanta indiferencia. No se pude olvidar que esa odiosa actitud de mirar para otro lado favorece a los dictadores. Y pensar que esta es la patria del Libertador, Simón Bolívar, y que en nombre de él se cometen muchos atropellos.
Ya Maduro amenaza con seguir encarcelando a los líderes de la oposición. Las libertades son algo precioso y tenemos que cuidarlas. Las nuestras, pero también las de nuestros hermanos.
Pedro Samuel Hernández
SEÑOR DIRECTOR:
Ante el hecho de que a una alumna de 13 años en Inglaterra le prohibieran llevar una pequeña cruz en su cuello, uno se plantea la necesidad de un poco de sentido común y amor a la pluralidad y a la diferencia. Es necesario profundizar en el concepto de religión civil y tradición histórica y respetar la libertad religiosa de las personas, sabiendo que los símbolos son parte de la identidad cultural de la sociedad.
En España las encomiendas civiles se llaman cruces. Una delegación marroquí se fue feliz, después de que les dieran varias cruces por parte del Estado español. Eso es.
Jesús Domingo Martínez
Girona, España
SEÑOR DIRECTOR:
Los destructores que se esconden detrás del arte de los grafiteros, no tienen la más mínima consideración en dañar todas las fachadas de las viviendas, rejas, puertas y paredes del comercio, señales de tránsito, infraestructura vial, inmuebles públicos y privados, en fin, todo lo que se les atraviese por delante.
Lamentablemente no hay autoridad o normas que regulen o controlen esa manera destructiva sobre los bienes públicos y privados. Y donde se ve su actuar es sinónimo de dejadez, lo sitios van cogiendo mal aspecto, se van abandonando y creando una imagen de desidia y de rechazo a los ojos de todos. La destrucción no es arte.
Gerardo Prada Ahumada
SEÑOR DIRECTOR:
No es cierto que como consecuencia de la “alineación planetaria” que ocurrió de la noche del martes 27 de agosto a la madrugada del miércoles 28 de agosto, se vaya a producir el 31 de agosto de 2024 una gran catástrofe en Bogotá, conforme a la profecía del sacerdote Fransisco Margallo y Duquesne, que dice: “el 31 de agosto de un año que no diré sucesivos terremotos destruirán a Santa Fe”. Dicho vaticinio, conocido como La Maldición de Bogotá, pareció cumplirse con el temblor de magnitud de 7,3 el 31 de agosto de 1917, que dejó edificaciones destruidas tras 44 réplicas.
Fernando Cortés Quintero