SEÑOR DIRECTOR:
Me refiero al editorial dominical de este diario, del pasado 17 de abril, sobre embarazos no deseados; 331.000 embarazos diarios bajo esta condición a nivel mundial son un escándalo que tiene repercusiones muy grandes en la humanidad. Este es uno de los temas más delicados y de gran ocurrencia en Colombia, donde hay violencia, desplazamiento, necesidades y desigualdad social.
Es importante tener reacciones oficiales, pues estos embarazos no deseados llevan a dramas sociales, a más pobreza, niños abandonados o en desnutrición, entre otros conflictos.
Pero lo triste es que todo se queda en cifras, en una noticia de uno o dos días, pero no se ven acciones que comienzan por orientación sexual, lucha contra la pobreza y presencia del Estado en todo sentido y todo el territorio. Por las implicaciones sociales, que no se pueden medir, este es uno de los temas para los candidatos, pero hasta ahora ninguno dice nada.
Ángel María Aguilar
Confianza electoral
SEÑOR DIRECTOR:
Muchos colombianos, ante la extraña y absurda diferencia de votos entre el preconteo y el escrutinio, en las pasadas elecciones legislativas, consideramos que el actual registrador, Alexánder Vega, no genera la debida y necesaria confianza nacional para el manejo de los próximos comicios presidenciales.
Dado que ninguna autoridad ha determinado e informado concretamente a los colombianos sobre el origen y la responsabilidad de lo ocurrido, el país demanda con urgencia un registrador que le devuelva la credibilidad a nuestro sistema electoral. Está en juego no solo la limpia y transparente elección de nuestro próximo presidente, sino también nuestra estabilidad institucional, de las que dependen el mejor futuro del país y el mayor bienestar de los colombianos.
Luis Iván Perdomo Cerquera
Bogotá
El tapabocas
SEÑOR DIRECTOR:
Definitivamente, el tapabocas podría ser la prenda de vestir más importante en el siglo XXI. De hecho, durante estos más de dos años de pandemia se ha usado más que el propio celular. Y aunque el Gobierno ya no lo considera de uso obligatorio en lugares abiertos, sin aglomeraciones, el grueso de la población colombiana todavía lo usa.
¿Temor aún al coronavirus con todas sus cepas? ¿Desconfianza en las vacunas que han funcionado hasta ahora? Muy pronto se podrá prescindir del uso de esta prenda en la mayoría de lugares cerrados, a excepción de hospitales y hogares geriátricos. ¿Adiós definitivo al tapabocas o consolidación de su reinado definitivo?
Fernando Cortés Quintero