SEÑOR DIRECTOR:
Cada vez que se habla de problemáticas de la niñez y adolescencia, se debe llamar la atención de la escuela, la sociedad y la familia, quienes somos los responsables del proceso educativo y formativo. Sobre los artículos publicados la semana pasada en los que se habla del acoso escolar y del suicidio, en lo que compete a la escuela, es importante señalar la importancia de adoptar metodologías relacionadas con el aprendizaje cooperativo, pues así se fomenta el desarrollo de habilidades amistosas entre iguales, de respeto mutuo, de confianza y diálogo, lo cual permite mejorar los ambientes escolares.
Está comprobado que un ambiente sano en la escuela evita el acoso escolar, que en muchas oportunidades es aliciente para la depresión y hasta el suicidio. Como lo plantea la psicóloga Díaz Aguado, “los compañeros enseñan un importante principio que difícilmente puede enseñar la familia”.
Profesor Henry Sarabia Angarita
SEÑOR DIRECTOR:
El nuevo informe del Índice de Competitividad Dinámico Departamental (ICDD), de la Universidad del Rosario, destaca profundas desigualdades entre las regiones. Mientras unas presentan equilibrio entre el desarrollo y la inversión, departamentos como Amazonas, Guainía, Guaviare, Putumayo, Vaupés y Vichada, así como Boyacá, Casanare, Cauca, Cesar, Chocó, Córdoba, Huila, La Guajira, Magdalena, Nariño, Norte de Santander y Sucre, enfrentan desafíos en materia de infraestructura, a tecnología, al sistema financiero, diversificación económica, educación superior, formación para el trabajo y tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC).
Por otro lado, Atlántico, Bolívar, Santander y Valle del Cauca, no obstante contar con un sistema financiero sólido, muestran rezagos en aspectos como sofisticación, diversificación y tamaño del mercado, lo que afecta su desarrollo. Esto demuestra que las políticas centralizadas no logran alcanzar a todas las regiones, incluso cuando estas disponen de recursos y potencial.
La implementación de un sistema que conceda a las regiones un mayor grado de autonomía para adaptar las políticas según sus necesidades promovería un desarrollo más equitativo y sostenible.
Emili Quintero Castillo
SEÑOR DIRECTOR:
Y de nuevo, el llamado turismo sexual. Otro gringo -los hay de todas las nacionalidades- que ingresa a un hotel de Medellín -sucede en muchas ciudades del país- con dos niñas, de 12 y 13 años, sin que “nadie se dé cuenta”. Solo un ciudadano advierte el hecho y llama a las autoridades. Y como el tipo no es cogido “en flagrancia”, se devuelve a su florido país. ¿Y las niñas? Ellas, como tantos otros menores de edad, prostituidas y bajo el descuido de quienes deben protegerlas.
¿Y sus padres? ¿Y el personal de esos hoteles? ¿Y la ley? Se trata de un negocio entre los depravados y quienes negocian a los menores indefensos. Pero sigue la cuña mediática: en Colombia “está prohibido el turismo sexual”.
Ilse Bartels L.