No ‘lavarse las manos’

Cuando llegan los días santos y es tradición escuchar los mensajes de la Iglesia, seguramente se hablará de nuevo de las pesadas cruces que lleva a cuestas el pueblo colombiano, entre ellas el narcotráfico, la corrupción, la inseguridad, el desempleo o la violencia intrafamiliar. No se necesita ser creyente para verlas, para sentirlas todos los días. Y es aquí donde surge esa imagen que ha sido tan explotada y citada, de Pilatos al lavarse las manos.

Son muchos los líderes en el mundo que se lavan las manos ante los grandes problemas. Y en los entornos individuales, cada uno de nosotros. Yo creo que es aquí donde debemos reflexionar, pero sobre todo corregir. Sobre los hombros de los gobernantes hay grandes responsabilidades para aliviar las situaciones, todo sin odios, sino con nobleza, pensando solamente en el bien común, en trabajar con humanidad. El capital más preciado que se puede tener es la gratitud.

Muy interesante el planteamiento del papa Francisco a los obispos de Colombia: “Trabajar por la paz sin desfallecer”. Ese mensaje debemos asumirlo todos, independientemente de nuestros credos, razas o filiaciones políticas.

Desde la familia debemos trabajar por la paz con nuestros hijos, cambiando el lenguaje agresivo por uno amoroso; desde la escuela, abordando esta temática no como una asignatura más, sino integrándola a cada área del conocimiento. De la misma manera, es importante involucrar a la comunidad educativa en el diseño y desarrollo de proyectos con enfoque de paz, de tal manera que se pueda trabajar mucho con aquellos niños y niñas más problemáticos. Muchas veces, la paz en la escuela y la familia es interrumpida por aquellos que se sienten excluidos, tal y como ha sucedido con muchos de los que hoy se encuentran en grupos delincuenciales o realizando actividades que atentan contra la tranquilidad de los demás. Que cada uno de nosotros aportemos un granito a trabajar por la paz, sin desfallecer.

La misión Artemis II, que a finales de 2024 llegará a la órbita de la Luna, no va a alunizar sino a inspeccionar lugares de futuros aterrizajes para las siguientes misiones Artemis. De hecho, los cuatro astronautas llegarán a distancias que no alcanzaron las misiones Apolo, en las que los más de 30 astronautas, todos hombres, tuvieron problemas en sus exploraciones. El primer problema fue el polvo lunar, que solía perforar la tela de sus trajes. Los trajes de las misiones Artemis ya están blindados para dicho percance. El segundo son las diferentes gravedades que se presentan en la superficie de la Luna, al contrario de la Tierra, cuya gravedad es constante.

Así mismo, en la misión Artemis II estarán: el primer canadiense, el primer afroamericano, la primera mujer y un estadounidense, todos por encima de los 44 años. En las misiones Apolo de los sesenta y setenta jamás se aceptaron afroamericanos, en un país considerado en aquella época el más racista del planeta.