El reconocimiento local e internacional que continúa recibiendo este inmortal historiador y erudito analista británico con ocasión de su fallecimiento no es fruto solo de su brillante y fecunda trayectoria académica como docente e investigador en Londres, Oxford y América Latina, sociedades sobre las cuales construyó gran parte de su monumental bibliografía histórica.
Fueron su curiosidad incandescente y su agudeza intelectual las armas adecuadas con las cuales detectó los acontecimientos más remotos y su capacidad para articularlos con los sucesos sobrevinientes de las comunidades, tanto como su dominio en el trabajo de campo en las áreas de investigación, y el aporte de nuevos enfoques teóricos que supo plasmar con pluma maestra los que le granjearon esa justificada celebridad.
Toda una vida de trabajo intelectual condensada en algo más de 140 obras escritas (libros y artículos, ensayos y conferencias) convertidas en textos obligados de estudio, en exposiciones culturales o en parlamentos magistrales en distintos escenarios de la academia universitaria superior.
Malcolm Deas llegó a Colombia en 1963 a estudiar a fondo nuestro proceso político y productivo, así como la naturaleza peculiar de nuestras violencias subversivas.
Todo ello condimentado con un humor agudo que no disminuyó la calidad de sus contenidos ni afectó el exquisito estilo de su prosa, tampoco minimizó su sensatez. Como puede advertirse en su extraordinario ensayo ‘Canjes violentos: reflexiones sobre la violencia política en Colombia’, cuyas prescripciones conservan una fresca aura iluminante y que merecieron el espléndido prefacio del expresidente Alfonso López Michelsen y hasta el nada envidiable homenaje de Álvaro Uribe Vélez, obligado por el prestigio del personaje a otorgarle la ciudadanía colombiana.
Con ese bagaje cultural y pedagógico el profesor Malcolm Deas llegó a Colombia en 1963 a estudiar a fondo nuestro proceso político y productivo, así como la naturaleza peculiar de nuestras violencias subversivas, la criminalidad política comparada durante el siglo XIX y sus nexos con las fuerzas dominantes tradicionales.
Como complemento rastreó la política económica y el proceso productivo agrícola, especialmente en el ya contaminado campo de su mercado financiero —aun en sus comienzos de lo que sería una poderosa maquinaria impulsora de los monopolios—, de su caficultura y también de su ganadería, para aplicar su desarrollo al análisis de la calidad de vida de sus comunidades.
Sobre todo ello profundizó con mayor fortuna, más que muchos especialistas de los siglos XIX y XX, en textos como ‘Del poder y la gramática’, trabajos como los relacionados con el caciquismo indígena, transformado con el tiempo en caciquismo político en los partidos tradicionales. “¿Qué decir —como lo refiere López Michelsen en el prólogo aludido— de su hallazgo con respecto al consumo de la coca que, según Deas, tuvo por precursor ni más ni menos que al hombre de la Regeneración, el doctor Rafael Núñez?”.
Y ¿qué decir de la sorprendente afirmación —en realidad una cita anónima de Deas—: el singular aserto según el cual durante el siglo XIX fue más decisiva la influencia de la obra de Víctor Hugo en la lucha de clases que la obra de Carlos Marx?
Deas llegó a afirmar en público que ‘Los miserables’, la obra cumbre de Víctor Hugo, despertaba en mayor grado el sentimiento contra los ricos que los pesados estudios econométricos del sociólogo alemán.
En mi calidad de director del Instituto del Pensamiento Liberal me correspondió el privilegio de participar en un almuerzo ofrecido por las directivas de la Sociedad Económica de amigos del país (Seap) al maestro Malcolm Deas en compañía de los ilustres académicos Carlos Gaviria Díaz y Orlando Fals Borda, convertido en un estupendo simposio de varias horas en el que se hizo, que yo recuerde, el mejor repaso a la situación de crisis que vivía el país, en el cual los tres académicos, al igual que el notable intelectual y columnista Fabio Lozano Simonelli, presentaron novedosas y brillantes tesis sobre el porvenir de Colombia si lograba alcanzar la paz.
Agudelo Villa, en su condición de presidente de la Seap, presentó una conferencia magnífica sobre el libro ‘¿Qué es la Historia?’, de E. H. Carr, que arrancó fuertes aplausos de los asistentes, encabezados por Deas.
ALPHER ROJAS C.