Tras caldeados debates, por cierto, impregnados de brillantes reflexiones unos y desventuradas afirmaciones otros, en la mesa del encuentro entre las diversas comunidades y regiones del país, convocada este 8 de octubre para acordar un cese bilateral de hostilidades, en un comienzo parecía difícil que allí en el ardiente Tibú, pudiera brillar un “cese del fuego” entre el Gobierno de la Colombia Humana y las disidencias del Estado mayor central de las Farc.
En el evento, los actores -en presencia de representantes de la comunidad internacional (ONU, OEA, DIH), la academia universitaria y la pluralidad eclesiástica-, buscaron reafirmarse cada cual con explosivas arengas discursivas o tranquilas exposiciones académicas.
En esta ocasión, los mediadores y voceros gubernamentales (Camilo González Posso, jefe de la delegación del Gobierno en los diálogos, y Danilo Rueda, alto comisionado de Paz), alcanzaron notas sobresalientes al lograr mantener en la mesa del encuentro un clima armonioso y alcanzar la reanudación de los diálogos que, por un momento, se vieron suspendidos y casi rotos.
Sin embargo, de este encuentro quedó claro que los buenos mediadores son aquellas personas capaces de hablarles a las partes hasta dejarles en capacidad de que ellos mismos puedan entenderse y comprender la enorme heterogeneidad de perspectivas conque exploran las bases de sus propuestas de transformación.
Estos actores, tras una medición longitudinal de la sociedad llegaron a explicarse con meridiana claridad las semejanzas y diferencias entre los grupos y comunidades e invocaron el apoyo de la sociedad colombiana para consolidar los protocolos del nuevo proceso y avanzar con el presidente Petro y bajo las pautas normativas del DIH hacia la paz total.
Al invocar estudios del Departamento istrativo Nacional de Estadística (Dane), los voceros de la guerrilla señalaron a gobiernos anteriores al de Petro por el aumento de las cifras que miden la inequidad social.
Según estos protocolos, la metodología estadística de necesidades básicas insatisfechas (NBI) busca determinar, con ayuda de algunos indicadores simples, si las necesidades básicas de la población se encuentran cubiertas.
Todo ello conduce a un proceso de descomposición que propicia finalmente la generación de hechos políticos con cargas delincuenciales que conducen a confrontaciones armadas prolongadas.
En tal sentido, científicamente se ha llegado a afirmar que los grupos que no alcanzan un umbral mínimo fijado son clasificados como pobres. Los indicadores simples seleccionados son: viviendas inadecuadas, viviendas con hacinamiento crítico, viviendas con servicios inadecuados, viviendas con alta dependencia económica, viviendas con niños en edad escolar que no asisten a la escuela.
Todo ello conduce a un proceso de descomposición que propicia finalmente la generación de hechos políticos con cargas delincuenciales que conducen a confrontaciones armadas prolongadas que dejan un tenebroso saldo de víctimas consolidado por Indepaz entre la firma de los acuerdos y septiembre del 2023, así: líderes, lideresas y defensores de DD. HH. asesinados: 1.539, masacres 434, firmantes del acuerdo de paz asesinados a la fecha:385.
Así mismo, este tipo de violencia suele ser descifrado en algunos sectores: particularmente por aquellos institutos de pensamiento que incorporan metodologías de investigación científica, para clarificar las causas y la temporalidad de los procesos, como el resultado del choque de una estrategia destinada al control territorial por parte del Estado para expandir un modelo económico al servicio de los grandes intereses del gran capital nacional y transnacional (globalización).
Al propio tiempo, para los sectores populares y los partidos progresistas, el conflicto interno armado y sociopolítico es el apéndice de un conflicto más amplio y complejo, alimentado por estrategias militares, jurídicas, políticas, educativas y mediáticas a las que se han añadido acciones psicosociales y cívico-militares.
Casi de inmediato, fue expedido el decreto por el Ministerio de Defensa y firmado por el presidente Gustavo Petro, el cual ordena “la suspensión de las operaciones militares ofensivas y las operaciones especiales de Policía en contra de los integrantes del Estado mayor central de las Farc-EP”, grupo que “ha acordado suspender las acciones ofensivas en contra de la Fuerza Pública durante el período que así lo haga el Gobierno”.
Este cese arrancó a las cero horas de este martes, un día después de lo anunciado por las delegaciones de ambas partes, y estará vigente “hasta las 24 horas del día 16 de octubre de 2023”, para que coincida con el comienzo del cese del fuego bilateral.
ALPHER ROJAS C.