¿Que si me duele la tragedia de Marruecos? Como la de cualquier pueblo de la Tierra. “Soy hombre y nada de lo que suceda a los demás hombres puede dejar de interesarme”, decía el pensador.
Pero en mi caso particular hay un elemento importante, definitivo. Marruecos es entre los 195 países del planeta mi preferido, obviamente después de mi patria, Colombia. ¿Y qué tiene Marruecos para que se haya convertido en el objeto de mis preferencias, habiendo tantos países hermosos e interesantes en el planeta?
Conocida es la lista de los países que, según mi criterio y valores, se deberían visitar primeramente. Es está en orden preferencial: Egipto, Grecia, Turkiye, China, India, Marruecos… Indonesia, Islandia, España… Todos los países del mundo tienen cosas espectaculares. “Todas las tierras son buenas, vámonos, amigo Cruz”. Así termina el poema de Martín Fierro.
Obviamente los países más extensos pueden tener, y en efecto poseen, más atractivos que otros más pequeños. Tal es el caso de China, India, Rusia, Brasil, Canadá, Estados Unidos, Australia…
Cuarto caso: el tan conocido poner o colocar. No les dé miedo decir: la gallina puso huevos, el tipo se puso colorado. Y por favor no diga: el tipo se colocó colorado, el atardecer se colocó colorado. Muchas personas utilizan constantemente el verbo colocar, cuando realmente es poner. La Academia dice que colocar tiene 5 significados mientras que poner tiene 40.
Una ciudad de Marruecos pertenece al imaginario de la gente culta del planeta, en el arte y en la historia: Casablanca.
Ahora se impone la siguiente pregunta: ¿Por qué no encabeza Marruecos la lista de los preferidos y sí lo hace Egipto? Sencillamente por la gran cantidad de bellísimos monumentos que posee Egipto, herencia del pasado de las dinastías faraónicas, obras de ciclópeas y fantásticas dimensiones y belleza. ¿Y qué hace que Marruecos sea el país de mis preferencias? Egipto es país de realidades monumentales y Marruecos es el reino de los sueños anclados en su historia, en sus Kasbas, en sus medinas y en las dunas de su misterioso y embrujador desierto y sobre todo en su luz por la que suspiran pintores y escritores que desde la época del romanticismo hasta nuestros días han buscado la luz de Marruecos como la más pura e inspiradora del planeta. Por eso amo a Marruecos.
Y no solo yo. Uno de mis escritores preferidos, Antoine de Saint-Exupery, autor del más bello cuento de la literatura universal, El Principito, también él, el heroico piloto de los frágiles latecoéres que atravesaban el Atlántico en monotores, aviones parecidos a juguetes volantes, también él amó el desierto del Sahara, sureño territorio que ha pertenecido a Marruecos desde tiempo inmemorial.
Y no solo yo. La certera mirada de los más grandes directores de las mega producciones del cine se han fijado en las kasbas, en su mágica estampa y en su desértico e inspirador entorno para legar a la humanidad épicas y espectaculares obras cumbres del séptimo arte. Escojo algunas, solo algunas, de una larga y brillante lista: Gladiador, Babel, La última tentación de Cristo, Lawrence de Arabia, El hombre que sabía demasiado, la Joya del Nilo, El reino de los cielos, Kundun, Asterix y Obelix, Cleopatra, Alejandro Magno, La momia, La llamada de Africa, La Rosa negra… películas filmadas en su totalidad o solamente algunas escenas como también apartes del 0007 y de los Diez Mandamientos.
Una ciudad de Marruecos pertenece al imaginario de la gente culta del planeta, en el arte y en la historia: Casablanca, ciudad que lleva el nombre de una de las películas cumbre de la filmografía mundial y asiento de la reunión de los grandes de la Tierra, en 1943 para planear el asalto a Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Ellos fueron: Franklin Delano Roosevelt, Winston Churchill, Charles de Gaulle y Henri Giraud.
Marruecos reúne la magia de la historia, de sus ciudades amuralladas, de sus medinas, de sus palacios con la pujanza del progreso. Es rica en fosfatos y referente mundial en energías alternativas. Este país nos abre los brazos: es el primero en África en suprimir la visa para los colombianos. Por todo ello y mucho más, amo a Marruecos.
De igual manera, solidaridad y cariño para con los habitantes de Libia y su gobierno.
ANDRÉS HURTADO GARCÍA