Señores Gustavo y Rodolfo (por orden alfabético). Hace tres días celebrábamos un aniversario de la primera ascensión al Everest, que con 8.848 metros es el pico más alto de la Tierra. La hazaña ocurrió el 29 de mayo de 1953. Yo recordaba una frase que al respecto leí en alguna parte: “A los altos puestos como a las altas cumbres solo llegan las águilas por su propio vuelo y los reptiles arrastrándose”.
Pero hoy no voy a hablar del pico más alto del mundo sino del cargo más alto de Colombia, la presidencia. Sepan ustedes que muchos colombianos estamos molestos con ustedes porque hablan y pontifican sobre todo lo divino y lo humano y se enfrascan en discusiones descalificándose sin compasión, pero hablan muy poco sobre el principal problema del país: su medio ambiente.
Al parecer, para ustedes el tema no es de vital importancia para el país. ¿No se han dado cuenta, señores candidatos, de que la Amazonia se nos está extinguiendo? ¿No les han contado cómo cada día centenares de hectáreas de bosque se aniquilan por la avaricia de ganaderos y de sembradores de yerbas malditas? ¿Por si acaso saben ustedes que en Colombia tenemos un parque nacional natural llamado Chiribiquete, del cual nos enorgullecemos ante el mundo, pero que ya han comenzado a destruir los deforestadores? ¿No les han dicho que para el año 2050 al mundo se le acabará el agua? ¿Tienen ustedes alguna idea de lo que son los páramos y los bosques de cordillera como fábricas de agua? Quizás lo sepan, pero parecen no entenderlo.
El que gane en esta carrera desenfrenada por la presidencia será responsable de este tesoro ambiental de Colombia, único en el planeta.
¿Saben ustedes, presuntos presidentes de Colombia, que nuestro país es campeón de la biodiversidad en el planeta y que esta biodiversidad es la riqueza del futuro? En dólares, euros, yenes, libras esterlinas. Ustedes, sí, ustedes dos, serán responsables de que sigamos siendo en todo el mundo los primeros en aves, en orquídeas, en mariposas, en heliconias y en páramos. Responsables de que en nuestros bosques y cordilleras se sigan encontrando el 10 y el 15 % de todas las plantas y animales del planeta. ¡Ah! Y los segundos en anfibios y en peces de río; terceros en reptiles y palmas y cuartos en diversidad de mamíferos. Si no lo sabían, sépanlo. Nunca es tarde para enterarse de las cosas.
El que gane en esta carrera desenfrenada por la presidencia será responsable de este tesoro ambiental de Colombia, único en el planeta. Y la solución no es tumbar cafetales y acabar con todos los cultivos para sembrar aguacates. Oigan bien, señores: un kilo de aguacates se lleva 2.000 litros de agua. Y yo que vivo recorriendo el país veo cómo nuestras montañas se nos llenan de aguacatales. Ya pusieron el grito en el cielo en Pijao, Quindío, y en varias regiones de España por el deterioro ambiental producido por esta siembra “desaforada”.
Vuelvo sobre los bosques, en especial los amazónicos, que se supone purifican el aire que los humanos respiramos. Se supone, porque los científicos han encontrado que la Amazonia ya no devuelve oxígeno a la atmósfera, sino carbono. O sea, estamos ad portas de la debacle total. El biólogo Germán Andrade, en el libro Colombia, país de bosques, dice tajantemente: “Colombia no es viable como nación si continúa afectando los bosques al ritmo que lo hacemos actualmente”.
Es necesario que los gobernantes tomen decisiones categóricas sobre el futuro de nuestros bosques y páramos. Y que las penas para los deforestadores y negociantes de la fauna sean ejemplares. Hace poco decomisaron 2.074 tortugas a un traficante en el Quindío, y el juez lo dejó libre (¿qué hacemos con muchos jueces?). El individuo seguirá esquilmando la fauna. Futuro presidente, salve usted la patria.
ANDRÉS HURTADO GARCÍA