Las elecciones “de mitad de mandato” en Estados Unidos, que se celebrarán en 8 días, están planteadas, más allá de su finalidad de renovación parlamentaria, como unas verdaderas presidenciales adelantadas, según todos los expertos en tendencias electorales. Está en juego la estabilidad estadounidense, e incluso pueden tener repercusiones geopolíticas, por ejemplo en el apoyo a Ucrania.
En los últimos días se asiste a un verdadero cuerpo a cuerpo entre el presidente Biden y su antecesor, Donald Trump, que sigue ejerciendo el liderazgo sobre el Partido Republicano. Para Joe Biden, Trump es “una amenaza para la democracia”; para este, al actual Presidente hay que echarlo porque padece “un deterioro cognitivo” y porque del país se ha “apoderado la izquierda radical”. Todo con el fondo de un ambiente de guerra civil larvada.
Según la Constitución estadounidense, cada año par se renuevan los 435 de la Cámara de Representantes. El Senado, formado por 2 por cada uno de los 50 estados, se va renovando por tercios en la misma cita electoral. Este año, los comicios se están planteando como una especie de “segundo asalto” de las presidenciales de 2020 que dieron la victoria a Biden y que, en esta cita electoral, podría resultar completamente derrotado, según algunos sondeos: “Estamos en un verdadero punto de inflexión; si perdemos estas elecciones, tendremos verdaderos problemas”, declaró el Presidente el pasado jueves en Filadelfia.
Su gestión ha estado llena de claroscuros. El primer año fue muy pobre, sin avanzar nada de su ambicioso programa legislativo por la división dentro del campo demócrata, y con el cierre en su desastrosa gestión de la retirada de Afganistán. En el segundo está sufriendo el castigo social por la inflación, en todas las encuestas el primer problema para la población, por delante de la inmigración, el aborto, la delincuencia o las armas de fuego. Los sondeos no pintan bien para Biden a una semana de las elecciones de mitad de mandato.
“¡Es la economía, estúpido!”. La frase que James Carville, estratega de Bill Clinton usó como eje de la campaña presidencial de 1992, para derrotar a Bush padre, vuelve a ser actualidad en estas elecciones, en la que los republicanos están seguros de su victoria, ante una inflación del 8,2 %, según el último dato disponible.
Varios factores parecen conspirar contra los demócratas. El voto latino, tradicionalmente demócrata, está decantándose hacia los republicanos por las dificultades económicas y la inflación, así como por la influencia de la Iglesia más conservadora en su lucha contra el aborto y el matrimonio homosexual. Los baptistas, que intervinieron decisivamente a favor de Trump y contra Hillary Clinton, inspiran el ala más extrema del Partido Republicano, con una especie de “nacionalismo cristiano” militante.
Todo ello en un ambiente difuso de “guerra civil” al que aludía al inicio. Según ‘The New York Times’, aproximándose las elecciones de mitad de mandato “los mensajes sobre una ‘guerra civil’ se han multiplicado un 3.000 por ciento en las plataformas de internet y reflejan las profundas divisiones del país”. Crecen las milicias, como los Oath Keepes (‘Guardianes del juramento’), que participaron en el intento de asalto al Capitolio. Su líder, Sterat Rhodes, intercambió mensajes desde su sitio web hablando de “librar una lucha sangrienta y desesperada por mantener a Donald Trump en el poder”. Una batalla que, según la autoridad judicial que le ha procesado, “inevitablemente conduciría a una guerra civil”. Otro extremista, con centenares de miles de seguidores desde su portal Infowars, Alex Jones, está llamando a sus seguidores a construir búnkeres, acaparar alimentos y armas…
Más allá de estas demencias, en su análisis el premio nobel Paul Krugman se centra en la coyuntura económica, preguntándose desde el ‘Times’: ¿Es posible que el precio de la gasolina, que tiene muy poco que ver con qué partido controle el Gobierno de Estados Unidos, determine el resultado de las elecciones de mitad de mandato y, probablemente, el destino de la democracia estadounidense? Se trata de un hecho tan ridículo como aterrador”.
P. S. Mentiras. Dos supermentirosos del ala trumpista más radical acaban de ser condenados por la justicia estadounidense. Steve Bannon, exasesor de Trump y de diversos movimientos populistas europeos, ha sido condenado a 4 meses de cárcel y a pagar una multa por negarse a declarar ante la Comisión que investiga el asalto al Capitolio en enero de 2021. Bannon fue un importante difusor del bulo de que la presidencial de 2020 fue una elección “robada” por Biden. El antes citado Alex Jones, difusor del mismo bulo desde su web Infowars, también afirmó que la matanza de Sandy Hook (26 muertos en un colegio de Connecticut en 2012) fue “una farsa”. Acaba de ser condenado a pagar cerca de 1.000 millones de dólares a los familiares de las víctimas.
ANTONIO ALBIÑANA