Frisby, la reconocida cadena de pollo frito colombiana fundada en 1977 en Pereira, es mucho más que una marca: es parte de la memoria afectiva de los colombianos. Por eso indigna saber que una empresa española, sin ningún vínculo con Frisby Colombia, ha registrado una marca idéntica para vender los mismos productos en España.
Los abogados ya han dado sus opiniones. Algunos advierten que, aunque Frisby Colombia tiene la marca registrada en la Unión Europea, la falta de uso en ese territorio podría jugar en su contra. Otros sugieren que la empresa colombiana podría alegar invalidez de la marca registrada por la empresa española basada en la mala fe del registro, ya que el solicitante español seguramente tenía conocimiento de que tal marca en Colombia estaba reconocida expresamente por la Superintendencia de Industria y Comercio como marca notoria. Los desconfiados sugieren que el registro de la marca Frisby en España es una estrategia para presionar y eventualmente obtener una licencia de uso o una negociación comercial.
Que las autoridades resuelvan lo suyo. Mientras tanto nosotros, los consumidores, también nos podemos pronunciar. Propongo un boicot sano contra el Frisby español. ¿Qué es un boicot? Significa negarse activamente a consumir o cooperar con empresas o personas que actúan de forma injusta.
Como Frisby Colombia es una empresa que ha acompañado generaciones y ha contribuido a crear una cierta identidad en un país tan disímil como el nuestro, propongo que, mientras la empresa española no tenga el aval de la empresa colombiana, nos abstengamos de encargar productos a la cocina oculta que tienen planeado crear o de acudir al restaurante con el mismo nombre que han declarado que quieren montar.
Es momento de alzar la voz sin violencia. Son pocas las cosas que nos unen, pero entre ellas están nuestras marcas icónicas, emblemáticas o lovemarks como, por ejemplo, el pollo frito Frisby, la gaseosa Colombiana, el Chocoramo o la Bom Bom Bum.
Que los consumidores luchen por los productos nacionales no es nada nuevo. En Canadá, por ejemplo, tras la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, los consumidores crearon campañas espontáneas en redes sociales bajo lemas como: #BuyCanadian o #BuyLocal. En Colombia, ahora más que nunca, en tiempos de Maga y de la Ruta de la Seda, tenemos que defender lo poco que nos une.