Ya que el presidente Petro insiste en enarbolar la bandera del M-19 y en pretender que Colombia entera la vea como un símbolo de paz, a pesar del documentado récord de violencia que ocasionó ese grupo, me pregunto: ¿dónde están los exmilitantes de esa guerrilla, para que le cuenten al país qué piensan de la resurrección forzada de dicho símbolo?
Desde luego no me refiero a los 'ex-Eme' que hacen parte del actual gobierno o del petrismo, que parecen seguir a su líder tan a rajatabla que no le advierten que los actos reivindicativos de la bandera guerrillera no despiertan el espíritu pacifista que él anhela. Ya hemos escuchado las críticas de la oposición y en los medios de comunicación cada que Petro luce con orgullo el símbolo de su pasado como guerrillero, igualándolo sobre el de su presente como presidente. Pero me llama la atención que ni una sola persona de las que militaron o simpatizaron con el M-19 haya tenido la sensatez de salir públicamente a decir que esto es un error.
¿Dónde están los 'ex-Eme'? ¿Acaso sienten reivindicada su lucha cada que ven al mandatario ondeando la bandera de dicho grupo al margen de la ley? O ¿quizá no están de acuerdo, pero no les parece tan relevante el hecho –a pesar de lo frecuente– como para merecer un pronunciamiento público?, ¿tal vez prefieren no tener que exponer su pertenencia a esa guerrilla luego de tanta agua corrida debajo del puente? ¿Será que no ven relevantes la discordia y el nerviosismo que causa el Petro presidente exponiendo y defendiendo la bandera del Petro guerrillero? Realmente me gustaría saber qué piensan de esto y por qué guardan silencio.
Los actos presidenciales reivindicativos del M-19 como guerrilla tiñen de confusión la historia de esa agrupación.
Entiendo que muchos de estos exmilitantes vivieron su juventud en una época en la que ser guerrillero era casi el 'deber ser' de ser joven, si realmente se quería cambiar el mundo. Y entendería que muchos hayan visto compensada su lucha armada ilegal con la firma del Acuerdo de Paz, la creación de la Asamblea Constituyente y la redacción de una nueva carta magna. Pero ¿no valdría la pena que a la luz de la historia violenta de la que aún no hemos logrado despojarnos como país, alguna de estas personas –o varias como grupo– le dijeran a la sociedad que la violencia ya no es el camino?
Además, los actos presidenciales reivindicativos del M-19 como guerrilla tiñen de confusión la historia de esa agrupación. Por eso alguien de las entrañas de 'el Eme' tendría que salir a impedir la distorsión de la historia. ¿Acaso cuando Carlos Pizarro dio su última orden como comandante guerrillero –"Oficiales de Bolívar, rompan filas"– no estaba finiquitando la etapa violenta del M-19, con todo y sus símbolos, para pasar a la etapa netamente política? Si no, ¿por qué pasó de llamarse M1-9 a Alianza Democrática M-19 y modificó su bandera? ¿Qué pensarían Pizarro o Bateman de lo que está haciendo el primer mandatario al revivir el tricolor azul, blanco y rojo, que fue el símbolo de la etapa armada por lucha de sus ideales?
Quiero pensar que los principios éticos en pro de la justicia social, que llevaron a muchos en los 70 a pasar de las aulas universitarias y de los sindicatos a la lucha armada, siguen presentes en la conciencia de esos ciudadanos y que hoy aún tienen la capacidad de cuestionar el poder y de ponerse al servicio de la defensa de la democracia. Ya no empuñando un fusil, sino usando la autoridad de la experiencia y la fuerza de la palabra. Me pregunto si a estas personas les vendría bien autointerpelarse con la campaña publicitaria que en su momento hizo el M-19 para darse a conocer: "¿Falta de energía... inactividad?", "¿decaimiento... falta de memoria?".
Ustedes son la memoria de un proceso exitoso, cuya verdad no se puede desdibujar en este momento en que el país necesita tener claro que su único tricolor es amarillo, azul y rojo.