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Implicaciones de las tendencias demográficas

En los países avanzados el número de pensionados excede el número de jóvenes.

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En el trasfondo de las preocupaciones sobre la situación económica, local y mundial, están, explícita o implícitamente, dos factores esenciales: la evolución lenta de los factores demográficos y los peligros, cada vez más inmediatos, que representan los cambios climáticos, resultado del calentamiento global.
(También le puede interesar: La precaria cuenta corriente de Colombia)
Un distinguido profesor de Oxford, Ian Goldin, escribió una fascinante columna en el Financial Times (“Demography is not destiny”, Agosto 10, 2022), en la cual presenta algunas cifras dramáticas. Una de ellas es que hoy en el mundo, por primera vez en la historia, hay más gente de más de 65 años de edad que niños de menos de 5 años. Este desbalance se irá acentuando en la medida que la tasa de natalidad se siga desplomando, con tasas de fertilidad que llevan a que la población de numerosos países no se pueda reemplazar y se contraiga, sobre todo en Japón, Italia, Corea del Sur, Hungría, Polonia, Rusia y aun China, India y Brasil.
Dados los cambios en la pirámide poblacional, en los países avanzados el número de pensionados excede el número de jóvenes y la relación de dependencia (trabajadores activos/pensionados) caerá en forma notable, haciendo cada vez más difícil cubrir los costos de las pensiones y la salud. Si se espera que los trabajadores vivan 20 años después de dejar de trabajar y, hasta ahora, con tasas de interés muy bajas, los ahorros necesarios para cubrir las pensiones tienen que aumentar en forma dramática, especialmente porque los recaudos fiscales derivados de los impuestos a los salarios también habrán de caer, haciendo más difícil sostener las contribuciones de los gobiernos a los fondos públicos de pensiones.
En el 2030 habrá un billón (mil millones) de individuos de más de 65 años y 200 millones de más de 80 años, resultado del aumento en la expectativa promedio de vida de dos años por cada década a partir de la posguerra. El uso de promedios permite hacer comparaciones fáciles, pero estos esconden enormes desigualdades entre grupos sociales, étnicos y localización de la población. Por ejemplo, el hecho de que hay una diferencia de más de 10 años en la expectativa de vida entre los más ricos y los más pobres en el Reino Unido y los Estados Unidos. Ni que hablar de las diferencias de 32 años en las expectativas de vida promedio entre Japón y los países pobres de África (como Sierra Leone).
Con una población joven y una tasa de fertilidad del 2.3 en el 2020, tenemos algunas décadas para aumentar el ingreso, la riqueza y el ahorro y evitar llegar a viejos, como país, en la pobreza.
Estas tendencias globales se mantendrán a pesar de que en países como los Estados Unidos la pandemia (responsable por un millón de muertes), accidentes, y otras enfermedades, particularmente muertes por sobredosis con opioides, redujeron en casi 3 años la expectativa de vida en el periodo 2019 - 2021 (de un promedio de 79 a 76 años), la reducción más fuerte en 100 años (R. Caryn Rabin, “US life expectancy falls again in historic setback”, NYT, Agosto31, 2022). El Profesor Goldin señala que, en los 38 países de la OECD, la población en edad de trabajar caerá en cerca de un 25 % en los próximos 30 años!
Para los economistas que tenemos algunas inclinaciones neo-Malthusianas, que se estabilice o decrezca la población es positivo, en parte porque reduce la presión insostenible sobre el medio ambiente. Pero no podemos olvidar la explosión demográfica en algunos países africanos (Nigeria, por ejemplo, cuya población va a sobrepasar a la de los Estados Unidos en el 2050), donde la edad promedio de la población es de solo 20 años, la mitad de la que se registra en los países avanzados.
Para Colombia, el DANE reportó en el censo del 2018 que había 48.26 millones de personas en el país (proyectando casi 51 millones para el 2020), de los cuales algo menos del 23 % estaban entre los 0 y 14 años de edad, mientras que la población de más de 65 años era sólo el 9 %. Con una población joven y una tasa de fertilidad del 2.3 en el 2020 (con la cual la población se mantiene casi constante), tenemos algunas décadas para aumentar el ingreso, la riqueza y el ahorro y evitar llegar a viejos, como país, en la pobreza. La expectativa de vida en Colombia es relativamente baja, de solo 74 años para las mujeres y 6.8 años menos para los hombres. Este indicador se compara desfavorablemente frente a las expectativas de vida de 82 y 78 años en Japón y Cuba, respectivamente, pero en línea con el promedio regional y bastante por encima del nivel más bajo en Latinoamérica, que es de 65 años en Bolivia.
Tristemente se encuentra, en el enfoque étnico del censo colombiano, que la pobreza monetaria es del 62 % entre los grupos indígenas y la pobreza extrema es de casi el 34 %. Entre los afrocolombianos esos porcentajes son del 46 % y el 17 %, respectivamente. Para los migrantes venezolanos las cifras de pobreza también son aterradoras, con pobreza monetaria del 63 % y pobreza extrema del 24 %.
El largo plazo llega más rápido de lo que pensamos y debe tenerse presente en las decisiones de política económica de hoy. Luchemos, como país, por no llegar a pobres en la vejez.
FERNANDO MONTES NEGRET

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