Casi seis meses después de la llegada al poder del presidente Gustavo Petro, comenzó el año definitivo de su gobierno. 2023 es, sin duda, el año que medirá la firmeza de la coalición de gobierno y de su capacidad de tramitar reformas en beneficio del país.
Por la cantidad y la dimensión de debates que en 2023 tendrán lugar, todo indica que estamos ante uno de los años más determinantes en materia de reformas en tiempos recientes. Si los anuncios de diferentes ministros y congresistas llegan a cumplirse, en un mismo año nos esperarían profundas discusiones en campos como la educación, pensiones, política de drogas, transición energética y paz. Pero el gobierno tendrá que inyectarle una dosis necesaria de rigor y de orden a este conjunto de apuestas tan ambiciosas si quiere pasar a la historia como un cuatrienio transformador que no se quedó en anuncios ni en palabras.
Empecemos por los debates que ya están en curso y que luego de este eterno receso legislativo, a partir de marzo, volverán a discutirse. Especialmente adelantados y con altas probabilidades de convertirse en leyes de la república están los proyectos para la prohibición de las corridas de toros y la regulación del cannabis de uso adulto.
Aún sin contar las reformas que serán presentadas en la nueva legislatura, ya estamos ante un año lleno de debates con enorme incidencia en el futuro del país.
Enhorabuena para un país que por fin –pero muy lentamente– avanza hacia un siglo XXI liberal, defensor de derechos y de políticas públicas basadas en la evidencia y con el bienestar como principal objetivo. El proyecto de la Paz Total, que ha enfrentado muchos más obstáculos, también será sujeto de complejas discusiones a lo largo de todo el año por cuenta de sus alcances, sus implicaciones y sus potenciales beneficiarios.
Está claro que aún sin contar las reformas que serán presentadas en la nueva legislatura, ya estamos ante un año lleno de debates con enorme incidencia en el futuro del país. Pero a estos se suman iniciativas que tendrán especial resonancia y que pondrán a prueba el apoyo de la coalición de gobierno. Es precisamente en el trámite de los proyectos prioritarios de un gobierno cuando más se mide la solidez de una estructura de apoyo multipartidista. Este año veríamos una ambiciosa y llena de interrogantes reforma a la salud, así como también cambios determinantes al sistema pensional y a las reglas de juego de la política electoral entre las principales reformas presentadas por el gobierno.
En un mismo año Colombia estaría definiendo asuntos tan esenciales y urgentes como los cambios al sistema político, las condiciones del sometimiento de grupos al margen de la ley y las transformaciones necesarias para un sistema de salud que aún tiene mucho por mejorar. Pero todas estas discusiones deben construirse a partir de consensos con diferentes sectores políticos. El revanchismo y las miradas más radicales que insisten en borrar todos los logros previos son peligrosos consejeros que pueden llevar a retrocesos nada deseables.
Pero el debate no solo será por las apuestas del gobierno, sino también por sus respuestas a las crisis. Y pocas serán las discusiones en 2023 que no lleven entre sus postulados un plan de choque contra la muy preocupante inflación que afecta los bolsillos de todos. Cada uno de los proyectos presentados por el gobierno y por su bancada en el Congreso debe tener especial cuidado y enviar mensajes de tranquilidad y estabilidad para los mercados. En tiempos de crisis económica y devaluación el gobierno debe escuchar a los expertos y tener como prioridad que Colombia sea un país cada vez más atractivo para los inversionistas, en vez de envolverse en lo ortodoxo y lo inflexible.
Y como si fuera poco debate para un solo año, 2023 estará también marcado por las elecciones territoriales, que pondrán a cada una de las regiones de Colombia a discutir temas locales, siempre atravesados por preocupaciones transversales como la seguridad ciudadana y la reducción de la capacidad adquisitiva en los hogares. Para el gobierno nacional será también una de las primeras mediciones reales de aprobación y rechazo, y desde ya preparan a sus fichas para quedarse con las más importantes alcaldías y gobernaciones.
Se trata de un año emocionante y apasionante de discusiones que usualmente despiertan las más profundas pasiones de cada ciudadano. Pero también un año de tantas decisiones trascendentales requiere de la capacidad de reducir los radicalismos, apostarle a la moderación y construir consensos entre sectores muy diversos de la política. Si queremos que este año de grandes debates sea también el año que conduzca a transformaciones reales, y no se quede solamente en discusiones eternas, la apuesta ciudadana debe ser por los consensos.
Y la apuesta del gobierno debe ser, sin duda, la del método, el rigor y el orden en la presentación de cada una de sus propuestas. Los choques de trenes vistos en días recientes en debates como el de la Paz Total deben evitarse a toda costa. Es cuando más cabe recordar un principio de la disciplina que estudia la elaboración de las políticas públicas: la silenciosa planeación y la estructuración de los proyectos siempre hablará más fuerte que las palabras de cualquier dirigente.
FERNANDO POSADA
Twitter: @fernandoposada_