Y sí, magistrado Gerardo Botero, las mujeres y muy particularmente las voces feministas se movilizaron con toda la razón, pues además es lo que a lo largo de la historia hemos aprendido a hacer para que seamos escuchadas y para que nuestras incipientes ciudadanías sean reconocidas. Y siempre volveremos a evocar a la gran Olimpia de Gouges de la Revolución sa, a las policarpas de la independencia o, en el siglo XX, a Esmeralda Arboleda, entre tantas otras que nos enseñaron a reclamar justicia y reconocimiento por lo que llamamos hoy en día equidad de género y ciudadanía plena. Que, por cierto, doctor Botero, estamos aún lejos de lograr.
De hecho si las brechas de género estuvieran cerradas, no tendríamos reclamos ante las ternas de solo mujeres o las ternas de solo hombres. Pero las mujeres siguen siendo discriminadas en múltiples espacios de la política, de la economía y de la justicia a pesar del reconocimiento de algunos pequeños avances.
A este propósito, nuestra última Nobel de Economía, la profesora de la Universidad de Harvard Claudia Goldin, nos acaba de dar algunas razones más para seguir levantando la voz. Y es así como aprendimos que solo muchas mujeres en política, muchas mujeres en economía y muchas mujeres en la rama judicial, cambiarían esta eterna discriminación que, ya en el siglo XXI, no podemos seguir aceptando calladas como lo quisieran los eternos patriarcas.
Aclarando por supuesto que hemos entendido que un cuerpo de mujer no nos asegura nada. Lo sabemos y seguimos estando atentas a cuáles mujeres necesitamos. Y si, necesitamos mujeres con una clara mirada de género, un claro enfoque diferencial e interseccional. Lo sabemos. Y las hay, créanme, las hay, y de excelencia.
¿Será que ahora entienden mejor lo que han sentido las mujeres durante siglos cuando la política, la justicia y la economía eran dominio casi exclusivo de los hombres?
Es en ese sentido que la terna presentada por el Presidente Petro, una terna de solo mujeres, debería tener plena legitimidad ante el hecho de apuntar a lo que llamamos herramientas de reparación, las cuales, creo yo, han sido y son reconocidas mientras seguimos siendo discriminadas.
Además, el derecho a la igualdad está incluido en el artículo 13 de nuestra Constitución y apunta a reparar situaciones de desigualdades históricas y estructurales. Y no, doctor Botero, el mundo no es aún un mundo soñado de equidad, igualdad y reconocimiento.
Ahora, si miramos con un poco de humor ese debate sobre la discriminación, les confieso que siento un fresquito ante la protesta de los hombres por su ausencia en una terna de solo mujeres.
¿Será que ahora entienden mejor lo que han sentido las mujeres durante siglos cuando la política, la justicia y la economía eran dominio casi exclusivo de los hombres? Hombres, ¿se sienten vulnerados y discriminados? ¡No me digan! Es desagradable, ¿cierto? Pues sí, es desagradable, ustedes tienen toda la razón. Así nos hemos sentido durante demasiados siglos.
Ahora sé que ustedes me van a decir que esta no es una cuestión personal sino constitucional; sé que van a tener argumentos, pero sé también que muchos amigos juristas y de derechos constitucionales nos acompañan en este debate y sé que, un día de estos, estaremos hombres, mujeres y diversidades de género viviendo un mundo, imaginando un mundo y construyendo un mundo mucho más justo y mejor que el actual.
FLORENCE THOMAS
* Coordinadora del grupo Mujer y Sociedad