Las citas románticas por aplicaciones han aumentado bastante desde la pandemia. Por esto, las estafas que se hacen por este medio también han crecido, tal y como se puede leer y oír en diferentes medios.
Estas estafas, conocidas como ‘catfishing’, se aprovechan de la ingenuidad que se genera cuando una ‘buena’ relación hace que se le abra el corazón a una de las dos personas involucradas, su candor y credibilidad crezcan y el o la delincuente aprovechen para obtener beneficios monetarios.
Hay que tener mucho cuidado con que se establezca una relación por internet o se programe una cita para salir de rumba. El delincuente adopta un nombre falso, así como los sitios en que se encuentra ubicado; se fortalece una relación en la que se muestra mucho amor y hasta hay propuesta de matrimonio.
Según la empresa de seguridad informática Eset, este tipo de fraude ocupa el octavo lugar en los delitos informáticos más reportados en Estados Unidos, y el año pasado ocuparon el segundo lugar en pérdidas de dinero, llegando a 600 millones de dólares.
Dicho esto, hay que cuidarse al entrar a ese ambiente para no ser tumbado. Cuando esto se quiere hacer, el timador afirma vivir en un país diferente al de la víctima, le hace muchas preguntas personales, son muy evasivos cuando se les pregunta sobre su vida, buscan excusas para no establecer el o personal ni verse en videollamadas, intentan avanzar muy rápido en la relación y posiblemente declaren su amor en poco tiempo e inventen unas historias complicadas sobre su vida para pedir dinero. Sus fotos del perfil son perfectas, pero falsas.
Para evitar esto la persona debe investigar a su supuesto (a) pareja buscando en internet datos para ver si coinciden con lo dicho en los chats e ir creciendo la relación muy lentamente. Nunca se debe dar dinero a nadie que no se haya conocido en persona. Hacer muchas preguntas sobre su vida para detectar si se reciben unas respuestas evasivas, y tener siempre prendidas las alarmas en estas relaciones por ‘apps’, de las que hay muy buenas, la mayoría, pero también se usan para hacer ‘catfishing’.
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Dan ganas de gritar “ajuuuaaa” todas las horas en la calle para mostrarle nuestro amor al Ejército, que nos ha protegido siempre. En el Catatumbo han muerto decenas de soldados, de los que nadie dice nada y menos muchos de izquierda, que lloran por los bandidos muertos.
GUILLERMO SANTOS CALDERÓN