En principio, parecen unas justas insípidas en las cuales, me temo, puede aumentar la abstención. Pero los mensajes y los impactos que se están configurando, y que emergerán paulatinamente, son trascendentales. El primero es un fuerte realineamiento político. Después de casi 30 años de búsquedas de nuevos partidos y de la irrupción de destacados personalismos, el mensaje puede ser que es preferible una mediocridad bien istrada antes que una audacia con desasosiego.
Y es que estamos ante la inminencia de la recuperación de una especie de Frente Nacional en lo local. Me explico. El partido Conservador lleva 30 años perdiendo el electorado urbano. Se ha sostenido con los pequeños pueblos. En las elecciones de 2015 obtuvo apenas dos gobernaciones propias, la de Risaralda y Tolima, con escasos 413.000 votos, parte de los cuales los aportó el Centro Democrático. Pero ahora puede dar un gran salto y llegar a unas siete o más. Es curioso que en Risaralda sean dos conservadores los favoritos, o que en Bolívar, que nunca ha tenido gobernador conservador, el aventajado –de lejos, avalado por la colectividad y prácticamente elegido– sea Vicente Blel Scaff. A eso hay que sumar Norte de Santander, las posibilidades de mantener Tolima, hacerse con Huila, Boyacá, Guaviare e, incluso, Caquetá con el 'Patrón de patrones' Arnulfo Gasca. No se haga extraño que Mauricio Aguilar, ahora dizque conservador, en este caos de los grupos y los grupúsculos, y empatado en el momento con Leonidas Gómez del Polo y la Alianza Verde, gane la gobernación de Santander. Claro, sería un verdadero triunfo de los parlamentarios del partido, pues su presidente, Omar Yepes, hace poco asumió la presidencia y dejó al conservatismo en Caldas destrozado, con aquello de trabajar toda la vida para su familia. Y si no, que lo diga el único representante del partido, Félix Chica.
Aunque el partido Liberal no tiene ventajas tan consolidadas, excepto la del Meta, lidera o tiene candidatos muy competitivos en el Quindío, Antioquia, Casanare, Cauca, Córdoba, Huila, Sucre, Putumayo o Caquetá.
Un segundo elemento es la suerte contraria, por ahora, del Centro Democrático. La semana pasada vinieron candidatos de dicho partido a una sesión de fotos para mostrarse con Uribe. Parece que no se han dado cuenta de que el Centro Democrático tuvo que desmontar, o desmontó, las candidaturas de La Guajira, Boyacá, Bogotá; en Valle, Quindío, Risaralda están reventados, lo mismo que en un departamento uribista como Huila. Aunque con el desorden de las coaliciones no faltará quien pretenda mimetizar una derrota para hacerla aparecer como un triunfo, ninguna coalición gira en torno a candidatos propios de este partido o resultan definitorios, excepción hecha de Antioquia, Caldas, Córdoba y Casanare, departamentos en donde Uribe deberá salvar la honrilla.
Una derrota sin ambages del uribismo haría más trascendentales las demás conclusiones. El tercero es que a partir de noviembre, los fieles de la balanza de la gobernabilidad pueden ser los parlamentarios conservadores, y César Gaviria, pues incluso Germán Vargas quedaría supeditado, en buena parte, a los movimientos del expresidente. Así pues, los Uribe, los Fajardo, los Petro, partidos como ‘la U’, que mantendrá la gobernación del Valle, o, incluso, Cambio Radical, que mantendrá casi que seguras las de Cesar y Magdalena, perderán espacio. Habría que preguntarse si los parlamentarios conservadores seguirán aceptando un trato de segunda. Una cuarta es que la salud de nuestra democracia local se agrava, pues buena parte del país ya tiene, en la práctica, elegidos los gobernadores. Me refiero a Atlántico, Bolívar, Cesar, Cundinamarca, Magdalena, Meta, Norte de Santander y Valle. También habría que preguntarse si dichas elecciones marcarán el comienzo del declive de Uribe, y si será suave y controlado, o brusco y raudo. También, ¿qué tanto será un plebiscito sobre el gobierno Duque?, el mismo día, por demás, que se hará el respectivo sobre Macri en Argentina. Nada mal para unas elecciones que pintan, en apariencia, de mero trámite.
JOHN MARIO GONZÁLEZ