La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad se reúne en Colombia en un momento crucial de la historia. Mientras los delegados se reúnen en Cali, una de cada ocho especies de vida silvestre se enfrenta a la extinción. Por ello, el anfitrión de la COP16, el Gobierno de Colombia, hace bien en promover que se busquen soluciones más ambiciosas e innovadoras.
Estas pérdidas tienen grandes implicaciones para la estabilidad climática, la salud, el empleo y la seguridad alimentaria, e impactan sobre todo a las poblaciones vulnerables como los pueblos indígenas, los afrodescendientes y las comunidades locales, cuyas prácticas tradicionales no han logrado contener la crisis de biodiversidad y cuyos medios de vida se ven afectados.
Centrarse ahora solo en el crecimiento económico y solucionar los problemas generados más adelante no es suficiente para nuestro planeta ni para la supervivencia humana. La protección de la naturaleza forma parte integral del desarrollo sostenible. Nuestro futuro depende tanto de salvar la naturaleza como de alcanzar cero emisiones netas de efecto invernadero.
El Grupo Banco Mundial está abordando este contexto, comprometiendo casi 4.000 millones de dólares a nivel mundial en 2023 para proteger la biodiversidad. Está invirtiendo 725 millones de dólares en biodiversidad en América Latina y el Caribe.
La protección de la naturaleza forma parte integral del desarrollo sostenible. Nuestro futuro depende tanto de salvar la naturaleza como de alcanzar cero emisiones
netas de efecto invernadero.
Estamos apoyando a los países en la adopción de estrategias de desarrollo que protejan la biodiversidad al tiempo que promuevan el desarrollo para todos, incluidos los pueblos indígenas y las comunidades locales. Esto se refleja en iniciativas como el programa Paisajes Sostenibles de la Amazonia, que, en Colombia, ha ayudado a ampliar más de 3 millones de hectáreas de áreas protegidas y mejorado los esquemas de manejo en más de 6,7 millones de hectáreas. Nuestra nueva iniciativa, Amazonia Viva, contribuirá a maximizar el impacto de nuestro trabajo, contribuyendo, en colaboración con otros, a superar la crisis actual.
A la hora de recaudar más fondos para la biodiversidad, debemos considerar la preocupación por la deuda pública y la limitada ayuda exterior al desarrollo que recibe la región. La escasez de recursos y la difícil situación fiscal de la mayoría de los países exige nuevos planteamientos e innovación. Así lo reconoció el Gobierno colombiano en la COP16 al abogar por la transformación del sistema financiero internacional para hacer frente a la crisis.
Trabajando con socios de la región, incluidos el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y el Fondo Verde para el Clima, abordamos estos retos a través de soluciones financieras que minimizan el creciente endeudamiento y recompensan las acciones positivas para el clima y la naturaleza. Los instrumentos innovadores incluyen nuevos fondos fiduciarios de donantes, así como los existentes como Progreen, Problue y Scaling Climate Action by Lowering Emissions (Scale). El Mecanismo de Financiamiento de Bosques Tropicales, propuesto por Brasil para premiar a los países en desarrollo por preservar los bosques, es un esfuerzo encomiable que esperamos que pueda ponerse en marcha en el 2025 en la COP30.
Estamos mejorando también los instrumentos para permitir a las comunidades indígenas y locales el directo a fondos. Un bono vinculado a la sostenibilidad para promover la bioeconomía en la Amazonía y el primer bono de biodiversidad del mundo en Colombia son ejemplos positivos.
La crisis de la biodiversidad nos obliga a redoblar esfuerzos si queremos salvar la valiosa biodiversidad de nuestro planeta. Trabajando juntos, podemos aportar más ambición e impacto para salvar todas las formas de vida.
* Vicepresidente para América Latina y el Caribe del Banco Mundial