En los últimos cincuenta años, el perfil del empresariado colombiano ha cambiado de manera significativa. De un empresariado de origen familiar y regional, orientado al mercado interno, con una enorme dependencia de los favores del gobierno de turno, se ha ido transformando en un empresariado profesional con mayores niveles de formación, diversificado sectorial y territorialmente, que se mueve en los mercados internacionales y tiene en la innovación y el emprendimiento sus principales fuentes de generación de valor, y es más consciente de la responsabilidad social que tiene y los costos ambientales que se deben asumir.
En un contexto de activas transformaciones en que la expedición de la Constitución del 91, la apertura e inserción en los mercados internacionales y la proliferación de programas de formación y desarrollo empresarial no solo hicieron que ese empresariado que comenzaba a emerger en el país se convirtiera en un factor de modernización productiva del país, sino que también fuera un contribuyente importante en un (todavía no bien apreciado) proceso de desarrollo social del país que se reflejaba en un aumento en la talla de los colombianos (en promedio) de 5 cm para los hombres y 7 cm para las mujeres; o en que se ganaran más de 36 medallas olímpicas y un importante número de campeonatos mundiales, incluso en disciplinas que eran de competencia de los más desarrollados. De la misma manera, los empresarios fueron claves en apoyar la llegada de nuevos alcaldes y gobernadores que, en el contexto de la descentralización política y fiscal del país, abrió la puerta de los gobiernos locales y regionales a nuevas figuras y formas de gobernar en Colombia.
Sin embargo, esa contribución se diluyó en la medida en que los gobiernos nacionales y una clase política arrinconada por los cambios comenzaron a echar atrás medidas que, como la descentralización política y fiscal, había dejado por fuera del juego a las dirigencias parlamentarias. Las medidas tomadas desde mediados de los noventa frenan en seco el impulso de cambio que traía el país. Los congresistas retoman el control y desarticulan las relaciones de poder que se habían configurado entre mediados de los ochenta y finales de los noventa.
Petro encontró en ellos al enemigo ideal para reconectar la base social que se le había dispersado en tres años de desilusiones e incumplimientos
de gobierno.
El empresariado, lejos de reaccionar a las medidas, renunció a ser actor de la modernización política. Aunque elevo su perfil de intervención en apuestas sociales, en la política se limitó a contribuir con dinero a las campañas electorales, pero sin un mecanismo de rendición de cuentas de sus aportes. Simplemente aportaban plata a las campañas y hasta ahí iba la relación. ¿Cuánto dinero les han costado a los empresarios del país las malas decisiones que han tomado los legisladores o los gobiernos a cuyas campañas han aportado? ¿Y cuánto de ese costo lo han tenido que pagar los ciudadanos?
De cara al futuro, la acción de las empresas tiene afectación sobre el bienestar de la sociedad y el desarrollo del país. Y, a su vez, son afectadas por los gobiernos y por la legislación que se expide. Y eso convierte a los empresarios en actores políticos determinantes. Si bien su acción a través de los gremios busca contener las decisiones que los afectan y/o perjudican a los ciudadanos, su acción debe fortalecer la acción gremial, pero ir más allá de las reivindicaciones, para comenzar a entrar en la discusión sobre cuáles son los modelos y las políticas más convenientes para país y, sobre todo, cuál es la apuesta de futuro para el país.
Vienen días muy difíciles para los empresarios colombianos. A falta de un opositor político, Petro encontró en los empresarios al enemigo ideal para reconectar la base social que se le había dispersado en tres años de desilusiones e incumplimientos de gobierno. Llamar explotadores, esclavistas e incluso acusar de criminales a los empresarios le puede rendir frutos políticos al Presidente, pero le impone un costo quizá irreparable. Como dice Hermet: “Los que denuncian a los enemigos del pueblo con más vigor siempre serán sus mejores amigos”.
* Profesor titular, Facultad de Ingeniería, Universidad Nacional