La campaña presidencial –2021-2024– en Estados Unidos, que enfrenta al hoy presidente Donald Trump y a su vicepresidente, Mike Pence, con el exvicepresidente Joe Biden y con la parlamentaria afroamericana Kamala Harris ha sido de infarto. Porque Trump, un arbitrario y grosero showman, tiene muchísimos fans. Y porque con Joe Biden, el Partido Demócrata aspira a recuperar la presidencia que ocupó hasta el 2017 el extraordinario e inolvidable Barack Obama.
Para comenzar, y puesto que la palabra ‘socialismo’ les produce urticaria a los gringos, el presidente Donald Trump la utilizó como bandera de su tramposa campaña reeleccionista. Acusando a su contrincante, el demócrata Joe Biden, de socialista, de chavista, de izquierdista, Trump atemorizó a los votantes. Y con la participación indebida de entrometidos colombianos, como el presidente Iván Duque, el expresidente Álvaro Uribe y el partido Centro Democrático, consiguió ganar en la Florida, un estado clave en estas elecciones.
Cinco días después de que en EE. UU. se iniciara el conteo de votos, los resultados –mientras escribo esta nota– siguen en veremos. Pero como existe una ligera ventaja para el candidato demócrata, el presidente Trump está enloquecido. Por eso ha inventado fraudes en donde no los hay y ha entablado demandas por faltas que nadie ha cometido. Aterrado, porque los votos a favor del candidato demócrata continúan aumentando, Donald Trump está al borde de la paranoia. La derrota no está en sus cuentas. “Me costaría perder, pero yo no pierdo”, afirmó en medio de su angustiosa espera.
En Colombia, salvo el combo uribista, la mayoría de los ciudadanos prefiere a Biden. Sería lo mejor, tanto para Estados Unidos como para el mundo. Otros 4 años de Trump serían la debacle.
Su exceso de vanidad, su prepotencia, su egolatría las demostró desde joven. Cualquiera puede comprobarlo si mira con cuidado su historia en Netflix. En esa película se puede apreciar cómo ese joven fue ascendiendo y ascendiendo. Y cómo creció su fortuna. Y aunque los grandes medios de comunicación publicaban en sus primeras páginas los problemas económicos y las quiebras del ambicioso y audaz empresario, también publicaban fotografías de sus grandes propiedades, de sus enormes condominios, de sus casinos, sus buques,sus aviones. Para cualquier espectador, la tal quiebra de Trump no se ve por parte alguna.
Por lo pronto, el presidente Donald Trump está como en una encrucijada. Tener que dejar la Casa Blanca es una posibilidad que lo enferma. Por eso ha hecho hasta lo imposible para lograr que los avances de Joe Biden y Kamala Harris se detengan. Ha llegado hasta el extremo de pretender que los escrutadores oficiales dejen de contar los votos que continúan llegando por correo.
Aunque Estados Unidos es una democracia, la presidencia y la vicepresidencia no las ganan quienes obtienen el mayor número de votos ciudadanos, sino quienes obtengan 270 votos del Colegio Electoral. Por eso, en su momento, tanto Al Gore como Hillary Clinton, no obstante tener varios millones de votos más que sus contrincantes, perdieron la elección. Ganaron George W. Bush y Donald Trump porque obtuvieron buen número de votos del Colegio Electoral.
El mundo sigue pendiente del resultado de las elecciones en Estados Unidos. En Colombia, salvo el combo uribista, la mayoría de los ciudadanos prefieren a Biden, a pesar de que le ha faltado garra para salir adelante. También es cierto que para enfrentarse a la megalomanía, la vulgaridad, las mentiras y la prepotencia del presidente Donald Trump, se necesitan mucha correa y mucho ingenio. Aunque estos le hicieron falta a Joe Biden, lo cierto es que está a un paso de ser presidente.
Sería lo mejor, tanto para Estados Unidos como para el mundo. Otros 4 años de Trump serían la debacle. Por fortuna, esa posibilidad se le está agotando. Al lento ritmo que van los escrutinios en EE. UU., las posibilidades de Biden aumentan. Por lo pronto, no podemos perder la esperanza de ver a Trump tomando sol en Miami, mientras Joe Biden se instala en la Casa Blanca.
Lucy Nieto de Samper