La activa política costeña Karen Abudinen, quien luego de ser alta funcionaria durante el último gobierno del presidente Juan Manuel Santos, y quien sin beneficio de inventario pasó a engrosar la fila de funcionarios del nuevo mandatario, Iván Duque, está en el ojo del huracán en estos momentos. Enfrenta un debate por la cancelación de un contrato. Según ella, y estas son sus palabras, “la caducidad del contrato no se debió al incumplimiento de la meta de Centros Digitales instalados, exigidos en el contrato, sino a la inexistencia de la garantía bancaria por parte de la Unión Temporal Centros Poblados”.
En medio de este multimillonario lío, que tiene al borde del infarto a funcionarios del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Mintic), en un momento dado se creyó que habían desaparecido los setenta mil millones de pesos que, como generoso anticipo, se habían concedido y girado a la compañía que se había comprometido a instalar los servicios de internet en varias zonas rurales del sur del país, donde sus habitantes desconocen la existencia de este maravilloso servicio. Sin embargo, y de acuerdo con lo que han afirmado los contratistas, el millonario anticipo ya se invirtió en equipos.
Con mucha razón, distintos sectores de la sociedad le han criticado a la ministra Abudinen no haber tomado las medidas indispensables para haber sellado, con todas las de la ley, ese multimillonario contrato. Además, se han puesto en duda algunas de las razones que ha dado la señora ministra para tratar de demostrar que ella no ha cometido ninguno de los errores que se le están achacando.
Para tener mayor información sobre esta operación, busqué las sesiones del Congreso de la República que usualmente se transmiten por televisión. Era martes 24 de agosto y se transmitía la sesión que se desarrollaba en el Senado contra la ministra. Estaban presentes en el recinto ella y algunos padres de la patria. Y a larga distancia, y desde sus respectivas regiones, varios congresistas tomaron parte en el debate por las irregularidades en las cuales se había incurrido en el desarrollo del citado contrato.
Recordando la sesión, durante la discusión no oí nada digno de resaltar. Muchos senadores, al parecer la mayoría, la defendieron. En cambio, el congresista León Fredy Muñoz, quien creo que encabezaba el debate contra la funcionaria, al final le dijo solo cuatro palabras: “Usted tiene que renunciar”. Palabras que se llevó el viento, pues desde Seúl, capital de Corea del Sur, donde encabezaba una visita de cortesía, el presidente Duque metió baza. No solamente le renovó su apoyo incondicional, sino que, además, se explayó en elogios y alabanzas. Todo lo cual le ha servido a la doctora Karen para atornillarse más en el Ministerio.
la adjudicación, las falsas garantías y el multimillonario anticipo a los contratistas de Centros Poblados pasó entre tanto a un segundo plano.
Tras el inmenso espaldarazo presidencial, las intervenciones en contra o a favor de la ministra de las TIC quedaban sobrando. No obstante, no puedo dejar de comentar las fallidas intervenciones de algunos congresistas durante ese debate. Por ejemplo, fue una sorpresa oír balbucear al joven senador Horacio José Serpa, hijo del líder liberal Horacio Serpa, varias veces candidato a la presidencia de la república y famoso por su resonante oratoria. En contraste con su padre, el senador Serpa júnior se enredó tratando de intervenir, no sé si a favor o en contra de la ministra. En últimas, por querer decir mucho, terminó por no decir nada.
Parecería, entonces, que el Mintic tiene ministra asegurada hasta el 7 de agosto de 2022, último día del gobierno Duque. Por eso, tranquilamente dice “aquí estoy y aquí me quedo”. El problema con la adjudicación, las falsas garantías y el multimillonario anticipo a los contratistas de Centros Poblados pasó entre tanto a un segundo plano. ¿Quién responderá?
Agradecimiento. Gracias mil, queridos amigos y amigas, por tanta generosidad. Mil gracias a quienes, sin conocerme, me enviaron un saludo de solidaridad. Mil gracias a la Dirección de EL TIEMPO, por su generoso editorial. Y todo mi amor y gratitud a mi adorada familia. Abrumada por tantas demostraciones de afecto, creo que vale la pena haber durado tantos años.
LUCY NIETO DE SAMPER