Milei, el presidente estrambótico

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En cierto sentido, cuando lo veo y lo oigo pienso en los poetas decadentes de fines del siglo XIX, que sumergidos en las brumas del opio, el hashish o el ajenjo se deleitaban escandalizando.

En el caso de poetas como Baudelaire o Rimbaud, su objetivo era escandalizar a la burguesía, es decir, a quienes ostentaban el poder capitalista, de ahí el famoso pour épater le bourgeois. En Milei, la ecuación se ha revertido y el enemigo no es la burguesía sino la izquierda. El objeto de su ira irrefrenable es el socialismo y los socialistas.

Los disparates de Milei también me recuerdan a los dadaístas con su rechazo a la razón y apego al sinsentido y lo irracional. Para el círculo reunido en el Café Voltaire de Zúrich, el propósito central del arte era ofender. Un empeño en el que Milei ha dado cátedra en su breve vida pública.

No contento con haber ofendido verbalmente a los presidentes de Brasil, Venezuela, Chile, Colombia y México antes de cumplir seis meses en la presidencia de Argentina, Milei ha rebasado los límites de la decencia llegando al exceso de insultar a la primera dama de España.

Milei viajó a España invitado por el partido político Vox, no en visita de Estado para reunirse con el rey Felipe ni con el presidente de Gobierno Pedro Sánchez, sino para participar en un encuentro de la “Internacional Derechista”, llamado Cumbre Europa Viva 24, al que asistieron, entre otros líderes ultraderechistas, la sa Marine Le Pen en persona, y de forma telemática la italiana Giorgia Meloni y el húngaro Víktor Orbán.
Durante su participación, Milei arremetió contra el presidente Pedro Sánchez y acusó de corrupta a su esposa, la primera dama, Begoña Gómez.

El ataque sucedió en un momento en el que ya había habido un roce diplomático entre ambos países propiciado por un imprudente comentario del ministro de Transportes del Gobierno español, Óscar Puente, sugiriendo que Milei se drogaba. Milei respondió de inmediato repudiando a Puente, pero sobre todo criticando la política económica y migratoria de Sánchez. 

Días después se estableció una especie de tregua que auguraba la normalización de la relación diplomática hasta que sobrevino la andanada en la convención ultra.

Respondiendo a las declaraciones de Milei, el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, calificó de “gravísimas” las palabras del mandatario argentino, llamó a consultas indefinidamente a la embajadora de España en Buenos Aires y le exigió disculpas públicas al mandatario argentino. “Si no se retracta”, dijo el ministro, “tomaremos todas las medidas oportunas en defensa de nuestra soberanía y dignidad”.

Según el diario español El País, en privado, Milei ha dicho: “No pediré perdón a Sánchez ni disfrazado de canguro”, otra expresión grotesca que no augura pronta reconciliación. Reconocer errores desde el poder es un arte poco común y, a diferencia de los poetas y artistas del pasado, Milei es un hombre lerdo.

Las ocurrencias de los poetas decadentes y los artistas dadá han sobrevivido en la historia como anécdotas excéntricas, pero su verdadero y trascendente legado es el arte. Milei apenas empieza a escribir un capítulo en la historia universal de la infamia.