Hoy voy a hacer algo que nunca hago y que generalmente recomiendo no hacer. Voy a comentar un libro que no he acabado de leer; pero no me aguanto las ganas. Es el último libro de Cass R. Sunstein. En papel saldrá al mercado el próximo mes, la magia de la virtualidad me permitió tenerlo un mes antes.
Cass R. Sunstein es profesor de leyes de Harvard, ha escrito una cantidad de libros, varios asociados con Richard H. Thaler, premio Nobel de economía. En muchos de ellos trata de comprender cómo decide la gente. El más conocido es Un pequeño empujón (Nudge), que comenté en alguna columna anterior.
En este libro da un paso más (no sé si atrás o adelante): plantea que generalmente antes de una decisión hay otra, tácita o explícita, con la cual se decide cómo tomar las decisiones; ¿cuáles son los elementos que se van a considerar? ¿A qué se le da más peso: a lo que se sabe o a lo que se siente? ¿Qué resultados se consideran “mejores”? En fin, exactamente lo que dice su título Decisiones sobre decisiones.
No es una tarea trivial; va al corazón del comportamiento de la gente. El subtítulo es Razón práctica en la vida ordinaria. No pretende decirle a uno cómo debe decidir, si es más importante la creencia o la razón, la información o el impulso (al menos yo no he llegado allí). No es un libro de autoayuda para tener éxito en la vida; sí es de ayuda, pero para que uno desenmascare sus razones más íntimas, y con esto pueda, si quiere (esa es otra de las decisiones abiertas), modificar los parámetros y las preferencias que usa para decidir: “Algunas de esas estrategias son sabias. Previenen los errores y ahorran tiempo. Mejoran su bienestar emocional. Pero algunas son tontas, lo llevan a cometer grandes errores y previenen que usted aprenda”.
¿Cuáles son los elementos que se van a considerar? ¿A qué se le da más peso: a lo que se sabe o a lo que se siente? ¿Qué resultados se consideran “mejores”?
Dice el autor que este libro es continuación del pensamiento del filósofo británico Frank P. Ramsey, quien murió a los 26 años, en 1930. Eso suena increíble, y lo es. A los 21 Ramsey ya era profesor titular en la Universidad de Cambridge, e hizo contribuciones significativas a las matemáticas, la estadística, la economía y la filosofía. Dicen que aprendió alemán en una semana con un diccionario y un libro de gramática. Quién sabe si es verdad o leyenda, lo que es cierto es que tradujo al inglés el Tractatus Logico-Philosophicus, de Ludwig Wittgenstein, y fue su amigo e interlocutor.
En alguna de sus conferencias Ramsey afirmó que “es más placentero estar ilusionado que deprimido y ese hecho debe informar nuestras decisiones, incluso cuando nuestros ojos estén fijos en otro asunto” (traducción un poco libre). Esa afirmación domina y conduce el hilo en este libro.
Cada uno de los capítulos aborda un tema importante en el proceso de decisión. Hay un capítulo sobre la decisión de saber, o de conocer. Se dice que conocer es poder, pero también se dice que ignorancia es felicidad. Los dos dichos son posiblemente ciertos; el reto es distinguir, en una situación ordinaria, cuál de los dos aplica. A veces no queremos saber.
¿Cuándo la información es útil? ¿Cómo se decide buscar información, o evitarla? Evitar información incómoda es un evento central en el comportamiento humano, a veces nos esforzamos para alcanzar una deliberada ignorancia.
Dos capítulos tratan sobre la decisión de creer. Con algunos ejemplos muestra cómo la gente decide, a veces, creer lo que quiere creer, y eso explica la polarización extrema en muchos asuntos de la sociedad.
Sunstein señala que su libro se inspira en el pensamiento liberal. La autonomía individual es el sustento para la decisión; bien sea de escoger, postergar, delegar, conocer o creer.
Aunque aún no lo he terminado, recomiendo este libro. Se lo recomiendo a todos, tanto los que deciden pensando como los que lo hacen sintiendo.
MOISÉS WASSERMAN