Dos preguntas inquietan a la comunidad latina a dos semanas de la elección de 2024 en Estados Unidos. ¿Por qué hay latinos que votarían por Trump a pesar de sus persistentes insultos contra los inmigrantes? ¿Debemos creer lo que dicen las encuestas hoy?
El historial de insultos de Trump data de hace casi una década y no cesa. Las ofensas públicas contra los latinos empezaron en 2015, cuando inició su campaña presidencial. De los inmigrantes mexicanos dijo que éramos "problemáticos", "narcotraficantes", "violadores", y revelando su nostalgia por el nazismo proclamó que "envenenábamos la sangre del país".
En 2018, amplió el panorama de los indeseables describiendo a países centroamericanos y africanos como "países de mierda". En septiembre de 2024, durante el debate con Kamala Harris, llegó al extremo de acusar a los inmigrantes haitianos de comerse los perros, gatos y demás mascotas de los vecinos de Springfield, Ohio.
Así las cosas, vuelvo a la pregunta original: ¿Por qué apoyarlo? ¿Por masoquismo? ¿Por falta de solidaridad en la comunidad? ¿Por un clasismo acendrado?
Los inmigrantes que huyeron de Cuba, Venezuela o Nicaragua ven en Trump a un candidato millonario capitalista, anticomunista con quien se identifican.
Evidentemente, hay masoquismo en el mismo sentido en el que las mujeres maltratadas por su marido le siguen siendo fieles; hay falta de solidaridad porque este subgrupo no se ve a sí mismo como parte del compacto de inmigrantes; y es clasista porque ven a los nuevos inmigrantes como pertenecientes a una clase social inferior.
Pero no basta con esto para explicar el fenómeno. También hay que considerar que la comunidad hispana no es monolítica. Se divide en función del país de origen, de su situación económica y de la inclinación política de los inmigrantes.
Los inmigrantes que huyeron de Cuba, Venezuela o Nicaragua ven en Trump a un candidato millonario capitalista, anticomunista con quien se identifican. Una consideración que desemboca en una terrible paradoja porque últimamente el número de migrantes procedentes de estos tres países ha aumentado considerablemente. Es decir, reniegan de sus propios paisanos.
Los hombres de negocios latinos favorecen a Trump por sus políticas proempresariales y abogan por mayores recortes a los impuestos y por la desregulación. Tres políticas que en nada benefician a la clase trabajadora, que es la base de sus seguidores.
También hay algunos que creen que la economía del país estaba mejor con Trump que con Biden, sin considerar que con Trump hubo dos etapas distintas. En los dos años previos a la pandemia, sí bajó el desempleo al 3.5 %, pero en los dos últimos años subió al 14.7 %. Biden y Harris enderezaron la nave y en tres años volvieron a reducirlo al 3.5 %.
Otro factor que podría estar inclinando la balanza es el machismo, lamentablemente, hay latinos que se identifican con la bravuconería de Trump y que jamás aceptarían el liderazgo de una mujer.
Por último, creo que los latinos conservadores o moderados pueden sentirse alienados por el ala progresista del Partido Demócrata, particularmente en cuestiones culturales o políticas de identidad. Consideran que el partido se está moviendo demasiado hacia la izquierda en cuestiones de género, raza y educación.
En este momento, las encuestas muestran que el 54 % de los latinos sigue favoreciendo a Kamala Harris, e indican que un 38 % favorecería a Trump. ¿Debemos creerles? Las encuestas parecen ser la única forma de adivinar qué podría llegar a pasar, pero no olvidemos que siguen siendo solamente adivinanzas.