Todos hemos tenido malos jefes en nuestra vida laboral y de lo malo también se aprende. Pero cuando uno cree que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, no puede estar más equivocado en su forma de guiar a un equipo de trabajo, este aparece con una nueva idea, decisión o comentario desatinado que lo deja cada vez peor parado como líder.
A continuación, van 10 razones que hacen de Petro, quizás, el mejor ejemplo a no seguir:
1. Nuestro jefe de Estado es incumplido e impuntual. Ningún líder irrespeta el tiempo de los demás y si va a llegar tarde a alguna cita, aunque sea, tiene la cortesía de avisar. En Petro, empero, esta no es la excepción, sino casi la regla. Ofende e irrespeta a todos con sus llegadas tarde y sus ausencias injustificadas.
2. Nombra gente sin capacidades técnicas en cargos de alta responsabilidad. Petro ha designado en múltiples entidades estatales a personas sin experiencia, todo en contravía de lo que tanto presumió en campaña: evitar el clientelismo y la rosca, para apostarle en su gobierno supuestamente a la meritocracia.
3. Es incoherente. Un jefe no puede decir una cosa y hacer otra. Petro defiende, por ejemplo, a las mujeres en sus discursos y trabaja con hombres señalados de agredir a sus parejas. Jura que está en contra de la corrupción y su gobierno es corrupto. Defiende la democracia y valida la posesión de Nicolás Maduro en Venezuela. Así no se puede.
4. Es un pésimo estratega de comunicación. Por dar un solo ejemplo distinto al que casi acaba con las relaciones entre Colombia y Estados Unidos vía X (Twitter), en un evento sobre el cambio de estrategia de la Policía Nacional, Petro se puso a hablar mal de los policías. En otro caso, durante la firma de una directiva para el respeto de la libertad de prensa, se dedicó a criticar a los medios de comunicación. Uno es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras. Petro ya es esclavo de Twitter.
Un buen jefe escucha a su equipo, no se cree con la verdad absoluta.
5. Escribe mal. Un líder, sin importar el área en que se desenvuelva, debe tener una ortografía y una redacción que le permitan comunicar bien sus ideas. No se trata solo de forma y de respeto a nuestro idioma, sino que escribir mal denota poca concentración. Un tipeo se perdona, pero que un Presidente o líder no sepa poner tildes es penoso. No amerita ningún esfuerzo encontrar errores en sus mensajes en redes sociales.
6. Es más chabacano que auténtico. Un jefe debe ser quien es y está perfecto que no sea un personaje actuado. Su rol le exige desenvolverse de la mejor manera de acuerdo con las circunstancias. No es raro que use X para expresarse (muchos otros líderes lo hacen), pero sí es asombroso que sea capaz de decirle al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que “Quizás algún día, junto a un trago de Whisky qué acepto, a pesar de mi gastritis, podamos hablar”. (Este mensaje lo publicó con tildes y mayúsculas mal puestas, cómo no).
7. Falta de tacto. No hay jefe más despreciable que aquel que humilla a los demás en público, que hace notar su jerarquía y poder enfatizando las fallas ajenas. Petro critica a cualquiera en cualquier lugar, sin reservas. Un buen líder es una buena persona. Por eso dicen que la gente no renuncia a las empresas, sino a los jefes. La empatía no es algo que caracterice al jefe de Estado colombiano.
8. Toma decisiones arbitrarias. Un buen jefe escucha a su equipo, no se cree con la verdad absoluta. Nuestro Presidente, no obstante, se cree un mesías que arregla la vida con unas palabras o acciones que le surgen día a día en su imaginación y grandilocuencia. Decidió transmitir un consejo de ministros, sin ninguna preparación real, y el ejercicio se le estalló en la cara.
9. Improvisa. Si algo hace mal jefe a Gustavo Petro es su improvisación. El punto anterior, el de la televisación de un consejo de ministros, es solo un caso reciente de sus ideas mal ejecutadas, aunque estén bienintencionadas.
10. Egocentrismo y agresividad. Gustavo Petro siempre habla desde el “yo” y es poco constructivo en sus críticas. Como en el dicho futbolístico, incluso en su oficina presidencial, cree que la mejor defensa es el ataque. Así no se forman equipos; así se destruyen.
¿Qué es lo peor que puede tener un jefe? ¿Le gustaría tener un jefe al estilo Petro? A mí, no.