Cuando en los años setenta el maestro Alejandro Obregón, mi compadre, me obligó literalmente a mudarme a Bogotá para buscar trabajo, aparte de llegar a una ciudad vital y hermosa llegué a conocer a la gente más interesante y más proactiva y generosa que pudiera tener la suerte de frecuentar. Don Hernando Santos me consiguió con una simple llamada telefónica una posición directiva en la agencia de publicidad más importante de Colombia, y en mi grupo creativo en Leo Burnett Nova S. A. tuve el placer de conocer a Santiago García, el vate del teatro latinoamericano, y a Patricia Ariza, la musa que lo acompañó y lo ayudó en su teatro mítico de La Candelaria.
Y ahora Patricia ha sido nombrada ministra de Cultura en el gobierno del presidente electo, Gustavo Petro. Ella, además de escritora y dramaturga, es poetisa, actriz y activista política; defensora de los derechos humanos, creó la Corporación Colombiana del Teatro y fue fundadora, en los años sesenta, de la Casa de la Cultura y ganadora del importantísimo premio Prins Claus, un premio de origen neerlandés que entrega todos los años la Fundación Príncipe Claus.
Además, hace treinta años creo el festival Mujeres en Escena por la Paz, y el presidente electo anunció un estallido de cultura en toda Colombia para la paz y la convivencia pacífica para dinamizar la colombianidad diversa. Él supo escoger a una mujer persistente y con una capacidad para conseguir lo que se propone. “Insistir, persistir y sobre todo existir” se lo aprendió a Santiago García en la escuela de La Candelaria, ícono de la dramaturgia colombiana.
Patricia estudió Bellas Artes en la Universidad Nacional y desde entonces ha estado preocupada por la reivindicación de las mujeres, especialmente las víctimas del conflicto armado. Además, afortunadamente sobrevive al genocidio de la Unión Patriótica. Nadaísta convencida, es premio Casa de las Américas con la bellísima obra Guadalupe años sin cuenta. Cuando Werner Herzog, director de la premiada película Cobra verde, conoció a Santiago y a Patricia quedó encantado no solo por las espléndidas aptitudes actorales de la pareja, sino especialmente por la obra que estaba llevando a cabo. No sé cómo supo del nombramiento de Patricia y nos envió un mensaje de felicitaciones a los amigos y a todos los colombianos que según él tendrán una ministra de Cultura que llega de la misma entraña de la cultura colombiana.
Gracias, Werner.
SALVO BASILE