Esta semana el Universal de Cartagena nos mostró en primicia a nuestro alcalde tractor junto a sus colegas, enemigos del Concejo, en la misma fotografía.
Nicolás Pareja, director del periódico, quiso así interpretar el sentimiento de la mayoría de los ciudadanos, que desde la misma posesión de Dau se sintieron con derecho a exigir lo mejor para nuestra ciudad, huérfana de una alcaldía continuativa, que trabajara en conjunto con el Concejo distrital.
De hecho, desde las primeras decisiones la actitud agresiva de ambas partes impidió una atmósfera constructiva y proactiva, que solo bien podría aportar a la ciudad, luego de tres gobiernos inconclusos y centenares de obras estancadas, olvidando que el bienestar de los cartageneros tiene prelación sobre cualquier riña política.
El Concejo se dedicó a cuestionar a todos los funcionarios de la istración, y el alcalde, a acusar de corrupción a los concejales, sin encontrar un punto de inflexión que permitiera un trabajo en favor de los pobres ciudadanos que eligieron a don William por su perfil de ejecutivo, pero que se encontraron con una especie de Torquemada que a través de dos libros blancos acusó y denunció a tirios y troyanos de toda clases de delitos.
Me gustaría poder decirles que la situación se arregló, pero ustedes, como yo, son conscientes de que la corruptela es un monstruo de cien cabezas y que a cada cabeza que se corta le nacen otras diez.
Pero lo positivo fue que se dio una concientización sobre este flagelo que golpea desde la salud de los colombianos a la de los niños, convirtiendo, por ejemplo, el Plan de Alimentación Escolar en un verdadero coto de caza para estos carroñeros que hasta distribuyen alimentos vencidos y cobran pechugas de pollo a 40.000 pesos. También se han aprovechado de los fondos para la tercera edad.
Pero, no obstante la politiquería que retrasaba cualquier intento de trabajar por Cartagena, el alcalde ha realizado obras públicas, fortaleciendo la infraestructura educativa, la protección costera, el alumbrado público, la red hospitalaria y la malla vial –con la intervención de los puentes Román y Nuevo Heredia–.
Así mismo, se ha inaugurado un nuevo colegio en El Pozón, junto a la segunda fase del colegio Gabriel García Márquez.
También hay que destacar que, con una inversión de 36.000 millones de pesos, se reactivaron las obras de los centros de salud, beneficiando a más de 85.000 habitantes.
Esperemos entonces que esta foto sea la causa de un nuevo ciclo de trabajo que Cartagena se merece y que no se quede en el papel.
SALVO BASILE