El error ideológico del presidente Petro es ver en el sector privado a un enemigo. Lástima que no lea sobre China y su gran avance económico, que fue posible gracias a la apertura hacia el sector privado. Con la muerte de Mao el 9 de septiembre de 1975 se allanó el camino para el ascenso al poder de Deng Xiaoping, un estadista pragmático que sabía que el modelo totalmente estatizado por Mao solo había traído hambre, pobreza, destrucción de empleos y la ruina del campo. Entre 10 y 45 millones de muertes por hambruna según la BBC y fuentes independientes.
“Si podemos aumentar la producción, no importa si las operaciones se realizan de manera privada; si un gato atrapa ratones, no importa si es blanco o negro”, dijo Xiaoping resumiendo bien su visión del Estado y tras abrirse a la inversión privada y a la economía de mercado, no sin antes vencer la resistencia de los sectores más conservadores e ideologizados.
Lástima que Petro no lea sobre China y su gran avance económico de la mano del sector privado. Su sesgo ideológico contra el sector empresarial lo llevó a asfixiar a un tigre en salud: Sura, la EPS que mejor servicio prestaba a los s en el país. De 5 millones de afiliados, ahora queda únicamente con 60.000 s de sus planes de medicina prepagada. El uno por ciento que puede darse el lujo de pagar un seguro privado de salud.
Ahí yace otra paradoja de todo este asunto: solo los más pudientes seguirán teniendo bueno y oportuno al sistema de salud. ¿Un gobierno de izquierda que gobierna para los ricos? ¿Un gobierno progresista que retrocede en los mayores avances sociales de los últimos 30 años? ¿Shu-shu-shu para los más pobres y la clase media?
Espectacular efecto dominó que aún no sienten todavía los 51 millones de afiliados al sistema de salud, pero que comenzarán a sentir muy pronto cuando volvamos al Seguro Social y empiece el deterioro progresivo y paulatino en la atención; cuando las colas, filas, procedimientos y entrega de medicamentos se vuelvan una bomba de tiempo, como lo saben bien Sura y todas las demás empresas que van a salirse tarde o temprano de ese negocio.
Negocio que hoy les deja pérdidas ‘ad infinitum’ tras los sucesivos fallos de la Corte Constitucional que obligaron a ampliar al Plan Obligatorio de Salud y, gracias también, a que este gobierno no les quiso actualizar nunca el valor de la UPC (Unidad por Capitación). Termómetro para remunerar cada afiliado y repartir los riesgos del sistema con una formula salomónica: usar la plata de los millones de afiliados que poco o nunca se enferman para sufragar los tratamientos de los que tienen cáncer y tratamientos de alto costo, que ya se consumen el 20 % de los costos del sistema.
¿Cuánta gente perderá su empleo con la crisis explícita generada por el Gobierno? ¿Cuántos médicos, enfermeras, microbiólogos, radiólogos de diagnóstico, técnicos de imágenes, urgenciólogos, auditores, contadores, secretarias, conductores de ambulancias, vigilantes? Si la empresa Sura se queda únicamente con el 1 % de los afiliados que tienen una póliza privada, ¿seguirá trabajando con la misma cantidad de gente con la que atendía antes a 5 millones de pacientes? Acabadas las EPS, acabados otros agentes.
Es cierto que el sistema de protección social en salud tiene mucho por corregir. No es sostenible, por ejemplo, que el 60 % de los afiliados vayan en coche por pertenecer al régimen subsidiado y que únicamente 40 % contribuya con su bolsillo en el régimen contributivo. ¿Pero se necesitaba dañar todo el sistema de salud para corregir ese desequilibrio estructural?
El remedio resultó peor que la enfermedad. Y Petro pasará a la historia como un gobernante para los ricos.
PAOLA OCHOA
En X: @PaolaOchoaAmaya