Tres presidentes en su hoja de vida tiene el programa de televisión más viejo del mundo, El minuto de Dios, que el 10 de enero apagó las primeras 70 velitas.
El espacio nació en tiempos del general Rojas, quien le impartió el nihil obstat para que saliera al aire; Guillermo León Valencia le levantó una suspensión que le impuso un ministro, incómodo con lo que decía el padre García-Herreros, su creador, y Belisario Betancur lo eximió de tener que licitar.
Rojas sacó del sombrero la televisión para celebrarse el primer año del golpe, y siete meses después, gracias a su palanca, empezó el programa que el padre cucutoche dirigió durante 38 años.
Belisario eximió al “Savonarola cucuteño”, como lo bautizó el editor Canal Ramírez, de licitar el programa en 1983. BB argumentó que “Dios no tiene necesidad de presentarse a licitación”. Con ese gesto, se ahorró la escala técnica en el purgatorio.
El programa sirve hasta para demostrar la existencia de Dios.
El padre Diego Jaramillo, quien tomó la posta a la muerte del fundador, no tiene entre sus planes lagartear el Guinness Record como el programa más viejo que solo ha tenido dos directores: el dueto Rafael-Diego. Los dos eudistas se han pasado la vida metiéndole la mano al bolsillo a la gente sin que los metan a la cárcel por eso. La plata se invierte en sacar de pobres a miles de vaciados.
En 70 años han salido al aire unos 20.000 programas. En ellos se obra el milagro casi diario de que cuando lo anuncian, con música de Bach, nadie cambia de canal. Solo ese milagro sería suficiente para que la curia romana lo trepara al santoral.
Otro récord vigente: el mosaico de cara más grande del mundo es del padre García-Herreros y está en la plazoleta del Minuto de Dios. Es obra del artista yarumaleño Iván Darío Gil, quien hizo un mural de sesenta metros cuadrados. Parece que hablara.
Para Lucas Caballero, Klim, la “mirada, adusta, colérica y llameante del telepadre le anticipa a uno algo de lo que debe ser el purgatorio, porque en ella se puede prender un cigarrillo”. Fernando González, Pacheco, dijo del presbítero que “por dentro es un armario de ternura”.
El programa sirve hasta para demostrar la existencia de Dios. Lo dejó claro una niña, Natalia Duque García, quien sorprendió a sus escépticos padres con este descubrimiento: “Dios existe porque tiene un minuto en la televisión”.