En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

CLUB VIVAMOS
Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Hola, bienvenido

¿Cómo está el clima en Bogotá?
¿Cómo se llama el hijo de Petro?
¿El pico y placa en Bogotá como quedaría para el 2024?

Población en vilo

Urge dar estabilidad a una población que se mantiene en vilo, deseosa de encontrar quietud.

Alt thumbnail

Actualizado:

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
Son muchas, cada día más, las necesidades de los hombres y de los poblados. Para empezar, debe de preocuparnos todo lo que puede comprometer, que no es poco, la dignidad y la libertad de la persona humana. Los problemas del hambre, de la salud, de la educación, de la vivienda y del empleo continúan sin resolverse. Multitud de personas se hallan encerradas en un callejón sin salida, por esa falta de justicia social y de respeto a los derechos humanos.
Quizás deberíamos repoblarnos de honesto entusiasmo para tratar los poblemos con objetividad, teniendo en cuenta la situación de sus variados aspectos, que son, evidentemente, económicos y sociales, pero también y, sobre todo, humanos. En efecto, nos hemos deshumanizado por completo y la población camina en vilo, por esa ausencia de principios morales que nos circunda. No podemos continuar bajo esta atmósfera de frialdad, incapaz de reducir las desigualdades, de combatir las discriminaciones y de romper las ataduras que nos esclavizan. Sea como fuere, debemos desterrar cuanto antes este horizonte que nos mata y oponernos de raíz a todo aquello que hiere en lo más hondo del alma, desvirtuando nuestra personalidad libre y responsable.
Esta incertidumbre que nos asola, mientras una parte del mundo emerge de las profundidades de la pandemia y otra se halla en plena batalla contra el coronavirus, ya que el a las vacunas continúa siendo para muchos lugares del mundo una realidad inalcanzable, debe hacernos repensar más y mejor, para encontrar respuestas justas a los problemas que se nos plantean como continuidad del linaje. Desde luego, tenemos que poner en valor esa capacidad creativa que todos llevamos, con sus dones de inteligencia y corazón para asegurarnos una existencia verdaderamente humana y no devoradora.
No podemos permitir que se acreciente el estado salvaje, insensible con sus propios análogos, y que tampoco se considere el bienestar de la ciudadanía y de la humanidad. Por otra parte, y a pesar de que en numerosos países existen garantías constitucionales en materia de igualdad de género, lo cierto es que en el plano mundial las mujeres tienen, en promedio, solo el 75 por ciento de los derechos jurídicos de los hombres. A esto hay que añadirle la contienda de ser dueño de uno mismo, donde únicamente el 55 por ciento de las mujeres tienen el poder de tomar sus propias decisiones sobre su cuerpo.
Tenemos que dignificar toda existencia humana. Frente a las deportaciones de pueblos atemorizados, a las numerosas vejaciones y a los mil enfrentamientos, que a diario se producen en todos los continentes, reivindico el camino del encuentro, a través del diálogo sincero. Esta acción humanitaria es fundamental, debe intensificarse además y diversificarse. Estoy convencido de que la cadena del odio y la violencia únicamente podrá romperse con la fuerza del derecho y la justicia, con el sentir de la comprensión y el lenguaje de cercanía, que arrope la cultura del abrazo. Urge, de todos modos, dar
estabilidad a una población que se mantiene en vilo, deseosa de encontrar esa quietud que todos nos merecemos, ante los muchos desafíos que se nos presentan. Me quedo con el esperanzador foro de la Agenda 2030, y sus diecisiete objetivos, lo que supone mejorar la salud y la educación, reducir la desigualdad y estimular el crecimiento económico, todo mientras se aborda el cambio climático y se trabaja para preservar nuestros océanos y bosques.
Creo que a poco que lo intentemos, un futuro más humano aún es posible. Querer es poder. Cada esfuerzo cuenta para mejorar las vidas de todos, con mayor razón la de los indefensos; puesto que todos los países tienen la obligación de garantizar la participación activa e informada de las personas en las decisiones que nos afectan, incluidos los problemas de salud, educacionales y de movimiento. Así es, si podemos y debemos lograr que el derecho a la autonomía corporal sea universal, hemos de hacernos valer y valorar la exigencia del derecho a decidir sobre el futuro que queremos conquistar.
El avance lo tenemos que conseguir entre todos, no puede haber papeles dominantes, al fin y al cabo, toda la población ha de ser protagonista de su campo de acción y responsable de sus deberes. Todo esto nos induce a vencer ese afán conformista que nos acorrala, abriéndonos a las periferias, reconociendo que también quien está al margen, incluso ese que es rechazado y despreciado por la sociedad, tiene también la misión de ser oído y de intervenir; no en vano, cada cual vive comunicando, aunque esté continuamente en vilo entre la verdad y la mentira. Lo acertado es interrogarse y reflexionar. Lo nefasto es caer, precisamente, en el chismorreo y no resurgir de las cenizas, por la necedad de no disipar tinieblas que nos impiden ver y analizar, superar las divisiones, sanar heridas y restablecer relaciones alteradas.
Víctor Corcoba Herrero

Sigue toda la información de Opinión en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.