La popular Catedral de Notre Dame, uno de los órganos vitales de París a unos pasos nomás del río Sena, abrirá sus puertas de nuevo a sus fieles –y a los turistas que la veneran– el próximo domingo. El incendio accidental del lunes 15 de abril de 2019, que acabó con el tejado, la aguja central y numerosos bienes muebles del templo, sigue siendo una de las imágenes más inesperadas de los últimos años. Un día después, en medio del duelo por aquel monumento, consagrado a la Virgen María y declarado Patrimonio de la Humanidad, ya se habían recaudado un poco más de 800 millones de euros para la restauración.
Notre Dame, mitad románica, mitad gótica, fue construida desde 1163 hasta 1345, pero siguió modificándose, reparándose e interviniéndose con el paso de los siglos. Notre Dame no solo fue escenario de la Revolución sa y de la coronación de Napoleón Bonaparte, sino protagonista de una popularísima novela de 1831, Nuestra Señora de París, de Víctor Hugo, que sirvió a su inmortalidad. Pintores como Delacroix, Matisse y Chagall lograron retratarla. Y un par de versiones cinematográficas de la novela de Hugo, que han llevado el título de El jorobado de Notre Dame, contribuyeron al mito de aquella catedral católica como un mundo dentro del mundo.
El maestro Jean-Jacques Annaud hizo una emocionante película de ficción, Arde Notre Dame (2022), sobre la lucha de los heroicos bomberos contra el fuego. Pero es aún más conmovedor, más reparador, ver las imágenes de la catedral recuperada. Mañana el presidente Macron dará un discurso, en el atrio, que será un alivio en medio de la crisis política que ha estado viviendo su país. Dará paso a un concierto de grandes artistas desde Pharrell Williams hasta Yo-Yo Ma. Seguirá, al día siguiente, una misa inaugural. Y el lunes 16 de diciembre, en la recta final de la Navidad, Notre Dame volverá a ser el lugar sobrecogedor que siempre ha sido.