Crimen transnacional

Fue la publicada el lunes pasado en este diario, en la que un integrante de la Policía Nacional expone la manera como está organizada esta banda. Es impresionante cómo ha logrado estructurarse bajo parámetros propios de cualquier empresa privada, con presencia en varios países. Según el testimonio de la fuente, tienen diferentes frentes y niveles, en los que concentran su actividad delictiva, meticulosamente ordenados en una estructura piramidal que les permite a las cabezas de la banda ejercer control sobre los delincuentes bajo su paraguas en diferentes países de la región, incluido Estados Unidos.

Una vez más queda claro que la globalización, la conexión entre los mercados y las economías de los países, tiene una peligrosa contracara.

Y así como se tejen vínculos comerciales, tratados para importar y exportar bienes y servicios, los delincuentes hacen lo propio con sus redes, replicando de manera perversa la manera como funciona la economía legal.

De lo anterior se puede inferir que corren el riesgo de no ser suficientes los esfuerzos de las autoridades de un país –en este caso Colombia y sus instituciones policivas y judiciales– si no existe una colaboración eficaz con sus pares de otros países, especialmente la que se requiere de Venezuela, origen de esta banda. Y se debe actuar sobre todos los eslabones de la cadena, lo que incluye los capitales que acumulan y que de diferentes maneras terminan siendo legalizados.

El ‘Tren de Aragua’ es un pulpo delincuencial con tentáculos en toda la región y una asombrosa capacidad de regenerarlos cuando los golpes de la ley los cercenan. Su actuar transnacional obliga a una respuesta ídem y sin descanso.