Después de la coronación del rey de Inglaterra, de su pompa y de su solemnidad religiosa en tiempos vertiginosos e hiperconectados, quedó en el aire una pregunta cargada de incertidumbre: ¿podrá Carlos III, conocido por más de medio siglo como el príncipe de Gales, encarnar para las nuevas generaciones la unidad del Reino Unido y de su mancomunidad de naciones? Su popularidad en las diferentes encuestas es estable. Su país, a pesar de haberle seguido los pasos en la prensa sensacionalista y no obstante el respeto enorme que llegó a tenerle a su madre y su antecesora, Isabel II, sigue respetándolo y respaldándolo, pero cada día más gente pierde la fe en la institución de la monarquía y más ingleses se declararan indiferentes.
El sábado pasado los medios y las redes sociales cubrieron el evento con fascinación. Contaron algo que nunca había sido visto con semejante detalle, por supuesto, porque la coronación de la reina Isabel sucedió hace ya setenta años. Hicieron las comparaciones entre el ritual de 2023 y el de 1953, publicaron los recuentos necesarios, especularon sobre la presencia de los príncipes caídos en desgracia en los pasillos de la realeza, explicaron, del juramento a la investidura, los simbolismos que recorrieron la ceremonia, y narraron las escenas espectaculares que se dieron en la Abadía de Westminster y en el Palacio de Buckingham.
Y, sin embargo, fue más relevante que nunca la pregunta por cómo podrá acomodarse la monarquía a estos tiempos menos reverentes. Hace setenta años, cuando la reina Isabel II fue coronada en una sociedad que ya cuestionaba la institución, creer en los reyes era creer en Dios y asumir un mito que llenaba de sentido a los británicos. Pero hoy el rey Carlos III, que desde su principado mostró una auténtica preocupación por las desigualdades y por la defensa del medioambiente, está llamado a conquistar su propia popularidad y relevancia, y la gente de su reino del siglo XXI está obligada a preguntarse cómo darle nuevos significados a una institución que ha sido símbolo de su unidad.
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