Ayer el Gobierno lanzó el primer proyecto tipo de regalías con enfoque de género. Es una herramienta que permitirá a las entidades territoriales ahorrar tiempo y costos en la formulación de proyectos productivos para mujeres. Esta iniciativa inaugural, con una inversión de 4.400 millones de pesos por la gobernación de Huila, integra el paquete de medidas gubernamentales lideradas por la Vicepresidencia de la República para impulsar el empleo femenino.
Tras más de año y medio de la irrupción del coronavirus es claro, tanto en Colombia como en el resto del mundo, que la pandemia ha golpeado con más severidad a las mujeres. La crisis desatada por el covid-19 tiene un alarmante rostro de mujer. En primer lugar, los confinamientos y las restricciones sanitarias impactaron sectores productivos con una alta presencia de trabajadoras. Segundo, la pandemia puso inicialmente en peligro las vidas de los adultos mayores. Un bloque inmenso de mujeres se quedó en casa cuidándolos.
Un tercer aspecto es el del cuidado de los niños y menores de edad que se vieron forzados a estudiar desde casa. El cierre de jardines infantiles, escuelas, colegios privados, universidades y demás instituciones educativas forzó a cientos de miles de colombianas, madres y acudientes, a abandonar el mercado laboral y quedarse en el hogar con sus hijos y pequeños a cargo. El desequilibrio ya existente entre hombres y mujeres en el tiempo dedicado a las actividades de hogar simplemente se recrudeció.
Si bien las estadísticas han venido mejorando con la reactivación, el impacto durante los meses de pandemia y el rezago actual está dejando complejas cicatrices en las condiciones laborales femeninas. Por ejemplo, en junio pasado mientras los hombres ocupados llegan a 12,6 millones, la ocupación de mujeres registra 8 millones. De los más de 2,2 millones de puestos de trabajo recuperados, en comparación con junio del año pasado, el 40 por ciento es femenino.
La reactivación económica necesita la ayuda de estrategias diferenciadas para generar puestos de trabajo femeninos.
Por tal motivo, la más reciente tasa de desempleo en mujeres es de 19 por ciento mientras que la masculina es de 11,2 por ciento. Existe un reto crucial para recuperar esos empleos para mujeres. Desde octubre pasado el Gobierno, y en especial la Vicepresidencia de la República, desarrolla una estrategia para creación de puestos de trabajo femenino en los ámbitos tanto rural como urbano. Dentro del primero está el Pacto de Mujer Rural con más de medio millón de emprendedoras del campo beneficiadas, y dentro del segundo se cuentan estímulos al empleo para mujeres en el sector de la construcción y la creación del Fondo Mujer Emprende.
Estas tendencias ratifican que la reactivación económica necesita la ayuda de estrategias diferenciadas para generar puestos de trabajo femeninos. Aquí, además, no se puede pasar por alto el impacto social de estos esfuerzos relacionado con la posibilidad de reducir la dependencia económica que muchas mujeres tienen de sus parejas masculinas en contextos de abuso físico y sicológico. En otras palabras, una política de género que acompañe la recuperación de la actividad productiva para que las mujeres no se queden atrás y que debe estar a salvo de los cambios de Gobierno.
EDITORIAL