Uno de los anuncios que generaron mayor discusión durante la reciente visita del presidente de la República, Gustavo Petro, a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, fue el de una asociación entre Ecopetrol y la petrolera estatal Pdvsa, ante el levantamiento de las sanciones contra el régimen vecino. “Es muy probable que Ecopetrol se vuelva socia de Pdvsa en explotación de campos de gas en Venezuela y de campos de petróleo”, afirmó el mandatario colombiano en su quinto encuentro con Maduro en un año.
Las reacciones inmediatas a la noticia de esta eventual sociedad entre las petroleras estatales de ambos países no se hicieron esperar. En busca de detalles sobre la naturaleza del proyecto conjunto entre Ecopetrol y Pdvsa, se despertaron inevitables preguntas en Colombia. “Traeremos de Venezuela energías que aún subsisten y materias primas para hacer más barata la gasolina colombiana y para sustentar la transición de las energías limpias a través del gas”, informó el presidente Petro al concluir su reunión bilateral.
En momentos en que la petrolera colombiana está definiendo sus estrategias futuras, en medio de caídas de las utilidades y con dudas sobre los nuevos contratos de exploración, en una asociación con Pdvsa lo conveniente es tener mucha más información que la suministrada. No solo todos los colombianos, ante el peso de Ecopetrol en las finanzas del Estado y el desarrollo regional, sino también los distintos grupos de interés de la empresa, incluyendo accionistas minoritarios y el mercado, requieren que apuestas como la anunciada cuenten con los necesarios estudios y revisiones.
Queda la pregunta sobre si la actual Pdvsa es la asociada más adecuada y provechosa para los desafíos de Ecopetrol hacia el futuro.
Tampoco se deben pasar por alto, en cualquier análisis, los escándalos de corrupción en los que se ha visto envuelta la petrolera estatal venezolana en lo corrido de este año, así como el deterioro que en materia operativa y productiva ha experimentado la industria de hidrocarburos del país vecino bajo el régimen chavista. Queda la pregunta sobre si una compañía como la actual Pdvsa es la asociada más adecuada, pertinente y provechosa para los desafíos que enfrentará Ecopetrol en los próximos años.
Apenas ayer la junta directiva de la petrolera colombiana pudo manifestarse sobre los anuncios del pasado fin de semana. En un comunicado, el máximo órgano de gobierno de Ecopetrol confirmó la evaluación de las alternativas presentadas por Pdvsa para el suministro de gas natural venezolano a Colombia a partir de diciembre de 2024. Asimismo, se informó que, por un año, Ecopetrol viene solicitando autorización a la Oficina de Control de Bienes Extranjeros de Estados Unidos (Ofac) para negociar hidrocarburos con Venezuela.
Es bienvenido el involucramiento de la junta directiva de Ecopetrol en esta negociación tan sensible con Pdvsa, en el marco de las prácticas de un sano gobierno corporativo. Esta evaluación que la junta le solicitó a la istración del grupo empresarial de los distintos caminos en los que ambas petroleras podrían trabajar juntas no solo debe ser ágil sino integral y con los máximos estándares técnicos. Cualquier asociación entre Ecopetrol y Pdvsa debe someterse a los más estrictos criterios, incluidos el económico, el financiero, el operacional y el reputacional.
EDITORIAL