La lista de los afectados económicamente por la pandemia causada por el coronavirus no para de crecer. Esta semana el turno fue para los departamentos del país. Un informe de la Federación Nacional de Departamentos calculó en 45 por ciento la pérdida de ingresos durante el mes de abril. Estos entes territoriales habrían recaudado 352.000 millones de pesos el mes pasado en comparación con el mismo período del 2019.
Es claro que las rentas territoriales se ven afectadas por la reducción generalizada de la actividad económica nacional. El Dane reveló ayer que el PIB colombiano del primer trimestre de este año bajó a 1,1 por ciento frente a 2,9 del mismo lapso del 2019. No obstante el positivo arranque de los primeros dos meses de 2020, bastaron dos semanas de restricciones por la pandemia para que la economía nacional sufriera un duro golpe.
No obstante, una mirada a los tipos de impuestos que alimentan las arcas de los departamentos permite entender que el impacto podría ser un poco más fuerte. Varias de las actividades y los productos que sostienen parte de las finanzas territoriales han sido afectados por las medidas de confinamiento decretadas por el Gobierno Nacional.
Más allá de la pandemia, es necesaria una modernización de la estructura tributaria de
los entes territoriales para mayor eficiencia.
Por ejemplo, el cierre de los restaurantes, bares y discotecas, así como decisiones locales de ley seca y el aislamiento social deprimieron las ventas de licores, cervezas y cigarrillos en abril y, con ellas, los recaudos regionales. Así, el monto recogido por el impuesto al consumo de licores cayó 35 por ciento, el de consumo de cerveza se contrajo 32 por ciento y el de cigarrillos, 6 por ciento.
El confinamiento nacional asimismo impactó los tributos sobre vehículos en un 90 por ciento; la sobretasa de la gasolina, en más del 30 por ciento, y el de registro, en más del 65 por ciento. La cuarentena ha exacerbado la dependencia de las finanzas departamentales a los llamados ‘impuestos al vicio’, al tumbar el consumo de estos productos alcohólicos.
La desagregación del golpe en el recaudo de abril revela departamentos con fuertes bajas en sus ingresos, como Casanare, con el 77 por ciento; Valle del Cauca, con 72 por ciento, y Bolívar, con 60 por ciento. Si se tiene en cuenta que la crisis del coronavirus demanda también gastos locales y regionales, este llamado de alerta, que incluso contempla eventuales cesación de pagos, debe ser atendido.
La propuesta de la Federación Nacional de Departamentos es la reforma inmediata del paquete de leyes que rigen las finanzas territoriales para darles más capacidad de endeudamiento y modificar presupuestos. Además, poder acceder a créditos blandos y otros recursos.
La respuesta del Ministerio de Hacienda ha sido clara y sensata: cualquier decisión debe tomarse con los datos puros y duros del estado real de las finanzas de cada departamento. Más allá de la pandemia, la discusión sobre una reforma tributaria territorial está sobre la mesa. La última reforma tributaria incluyó una comisión de expertos que debe entregar sus resultados en unos meses. En el corto plazo, los departamentos necesitan mitigar así sea poco su caída de ingresos, pero la solución real es una modernización de la estructura tributaria territorial del país.
EDITORIAL