Después de varios años de planeación, estudios, diseños y negociaciones políticas, el Regiotram de Occidente, el sistema férreo que permitirá comunicar varios municipios de Cundinamarca (Funza, Mosquera, Madrid y Facatativá) con Bogotá, acaba de sufrir un duro golpe: la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (Anla) archivó la solicitud de los permisos que en tal sentido requería el proyecto.
En plata blanca, esto significa que, aunque algunas obras que ya se iniciaron no se suspenden, el proceso para una nueva licencia ambiental tendrá que comenzar de cero. Y eso puede tomar cuatro meses.
El Regiotram, avalado por los gobiernos departamental y nacional, será completamente eléctrico, tendrá 40 kilómetros de extensión, movilizará 125.000 pasajeros al día, y su costo ascenderá a 5 billones de pesos. De ahí la indignación del gobernador Nicolás García, ya que, a su juicio, se trata de un sistema que justamente cumple con estándares ambientales que permiten sacar la obra adelante, pues es 100 por ciento eléctrico, empleará las vías férreas existentes y mejorará la calidad del aire.
Según García, el archivo de la solicitud hecha a la Anla se produjo a última hora, no obstante haber sido radicada hace un año. No se le dio la oportunidad al gobierno seccional de hacer ajustes. Ahora está solicitando al Ministerio de Ambiente y a otras autoridades que contribuyan con hacer realidad un proyecto vital para la región.
Tiene razón el mandatario. Al menos en cuanto a que desde instancias nacionales se ayude a encontrar una salida, pues, como él dice, se trata de sistemas limpios y que han sido resaltados en el Plan Nacional de Desarrollo. Ojalá que este debate no adquiera ribetes políticos en torno al tema de la Bogotá Región, que ya está en marcha y que tiene como uno de sus componentes claves el desarrollo de sistemas de movilidad como los trenes de cercanías. La región y sus habitantes merecen una adecuada solución.
EDITORIAL