Se equivoca, ministro

Es importante recordar que las decisiones médicas se basan en rigurosas guías internacionales respaldadas por la mejor evidencia científica disponible y supervisadas desde los planos ético y técnico, desde diferentes instancias. Sin dejar de lado que los avances tecnológicos han permitido resultados oncológicos y estéticos favorables en el manejo del cáncer de mama, y es fundamental aprovecharlos para garantizar la sobrevida y el bienestar de las pacientes y por extensión de sus familias y entornos.

Se equivoca el ministro al dar a entender que las decisiones terapéuticas, como la quimioterapia, radioterapia y cirugías, son caprichosas y que carecen de la voluntad de las afectadas, desconociendo, de paso, que estos desarrollos han contribuido significativamente a la reducción de la morbimortalidad por un tumor que en algunas partes tiende a erradicarse.

Como médico, el ministro debe tener claro que, si bien el diagnóstico temprano sigue siendo un pilar fundamental en la lucha contra el cáncer de mama, en los casos donde la mastectomía es necesaria para preservar la vida de las pacientes, el nivel de médicos y hospitales en Colombia garantiza que su actuar se enmarca en elevados preceptos que buscan el beneficio de los pacientes, pero jamás su daño.

No es la primera vez que Jaramillo emite este tipo de aseveraciones que –lejos de aportar a la discusión ilustrada que en medicina es bien recibida– generan polémicas innecesarias no siempre inocuas. De ahí que el llamado es a la prudencia.