Adiós a Rodolfo Hernández, el polémico 'outsider' de la política colombiana que estuvo a punto de ser presidente

Rodolfo Hernández, el hombre que saltó del mundo del empresariado a la alcaldía de Bucaramanga y que tres años después de salir de ese cargo en medio de polémicas estuvo a punto de llegar a la Casa de Nariño --pasó a segunda vuelta con el hoy mandatario Gustavo Petro--,  murió este lunes 2 de septiembre en Bucaramanga, víctima del cáncer gástrico que lo tuvo entrando y saliendo del quirófano en los últimos meses. 

Hernández, de 79 años, falleció pasada la 1 p.m. del lunes en el Hospital Internacional de Colombia (HIC) de Piedecuesta, donde completaba dos meses internado tras su última cirugía. "Complicaciones de su patología neoplásica metastásica de colon" fue el parte oficial de las causas del deceso del polémico dirigente santandereano que hace apenas dos años largos, en junio del 2022, logró casi 10,6 millones de votos en la segunda vuelta presidencial. 

El cáncer que padecía reapareció con más fuerza y su capital electoral se diluyó entre sus cuestionadas decisiones políticas. Renunció al Senado a los pocos meses y luego buscó la gobernación de Santander en octubre del 2022: esta vez la votación no le alcanzó ni para ser segundo y quedarse con la curul de la Asamblea reservada a a oposición. 

Además, en abril pasado se materializó el fantasma que lo rondaba desde su cuestionada alcaldía: un juez de Bucaramanga le impuso una condena de seis años de cárcel, que estaba en apelación, por el escándalo de corrupción de Vitalogic. Es el caso del millonario contrato del manejo de basuras en Bucaramanga en el que una de las pruebas reinas fue un documento que su hijo, Luis Hernández Sarmiento, firmó en una notaría y según el cual él recibiría una jugosa comisión de corretaje si la alcaldía, entonces en manos de su papá, le entregaba el negocio a la empresa. 

Hasta último momento Rodolfo Hernández, paradójicamente dueño del aviso del partido 'Liga de Gobernantes Anticorrupción', negó ser responsable de ese delito.  De hecho ayer desde sus redes sociales se envió un mensaje asegurando que su última voluntad era lograr que el Tribunal Superior de Bucaramanga tumbara una condena que, sin embargo, parecía clara incluso desde antes de la campaña presidencial, dados los testimonios y pruebas en manos de la Fiscalía.  

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En octubre de 2022, tras apenas 15 meses de lograr la histórica votación de la segunda vuelta presidencial (en la que el presidente Petro le ganó por 700 mil sufragios), Rodolfo Hernández y su partido sacaron apenas 135 mil votos. 

Ese golpe fue prácticamente el cierre de una inédita historia política que puso al empresario santandereano, caracterizado por la falta de formas y su genio volátil, en el centro de la actividad pública nacional. Un 'outsider' político que convenció primero a los bumangueses con su discurso populista en contra de la corrupción y la ineficiencia del aparato estatal y que terminó siendo protagonista de escándalos istrativos similares o más grandes que los que fustigaba en sus discursos y redes sociales. 

Hasta hace ocho años, Hernández no era una figura relevante en el panorama electoral santandereano. Su nombre era más asociado al empresariado del departamento, específicamente al de la construcción. Era reconocido como el dueño de la Constructora HG, empresa que tomó renombre en el área metropolitana de Bucaramanga debido a que otorgaba créditos hipotecarios a sus clientes "con tan solo la cédula", al decir de sus allegados.   

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Durante su tiempo como constructor no estuvo, en todo caso. alejado de la actividad electoral. En los años 90, fue varias veces elegido como concejal de Piedecuesta, municipio vecino a Bucaramanga. Sin embargo, se hacía elegir y luego dejaba su curul en manos de su suplente -figura ya eliminada del ordenamiento colombiano-, Alexander Humberto Díaz. Esto le causó sus primeros choques con la Procuraduría, ente que le impuso varias sanciones. En 1994 fue sancionado porque tenía contratos con la alcaldía de Piedecuesta y al mismo tiempo era concejal de este municipio. Aunque se defendió con el argumento de que el escaño lo tenía su suplente, terminó condenado disciplinariamente. 

Ese primer intento fallido en la política fue sucedido por un éxito empresarial que lo llevó a ser uno de los principales donantes del Partido Liberal en la capital del departamento. El partido rojo dominaba la movida en la ciudad. De los 11 alcaldes que ha habido por elección popular desde 1989, ochos fueron de esta colectividad y varios de ellos contaron con donaciones de Hernández, que vivía el auge de la construcción, muchas veces mencionado en supuestos casos de volteo de tierras pero nunca comprobados.  

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Hacia 2011, tuvo especial empeño en sacar adelante la candidatura liberal de Luis Francisco Bohórquez, del que incluso fue padrino de matrimonio. Aunque ganó dicha aspiración, Hernández y Bohórquez rompieron relaciones pronto. Entre las varias tesis del distanciamiento, la que esgrimió siempre 'el Ingeniero' fueron los escándalos de supuesta corrupción en esa istración, como el de la iglesia 'Manantial de Amor'.   

Esa pelea llevó a Rodolfo Hernández a lanzarse a la alcaldía de Bucaramanga para las elecciones de 2015. Su campaña estuvo lejos del típico proselitismo político.

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Todo se limitó a reuniones en el penthouse de uno de los edificios que construyó en el barrio Cabecera. A pequeños grupos los invitaba para exponerles su plan de gobierno, “Ética, Lógica y Estética”, en el que hablaba del imperativo categórico y otros postulados kantianos. Este fue ideado por uno de sus hermanos, filósofo de profesión.  

Fue sorpresiva su victoria, que sacó al liberalismo de la alcaldía bumanguesa hasta el día de hoy. Su gobierno tuvo opiniones divididas. Varios destacaron la labor que tuvo para el saneamiento de las finanzas de la ciudad y por las obras que hizo en las zonas de más bajos recursos. Otros apuntan a la falta de grandes obras civiles y a los varios escándalos.

Su carácter desparpajado lo hizo noticia en varias ocasiones. En 2018, ocupó los titulares de los informativos a nivel nacional debido a la agresión a un concejal, John Claro, que le sacó en cara el escándalo de Vitalogic. Tanto el golpe al cabildante como el tema del contrato le implicaron sanciones de la Procuraduría, dos de las tres que llevaron a que el CNE le revocara su candidatura en 2022. Tutela de por medio, Hernández sin embargo apareció en el tarjetón por el que votaron los santandereanos. 

Hernández no terminó su mandato. Ante una suspensión de la Procuraduría, por cuenta de una presunta participación en política, renunció en septiembre de 2019. Este aprovechó para hacer campaña de frente por Juan Carlos Cárdenas, alcalde de Bucaramanga con quien también rompió al poco tiempo de que llegara al poder.  

En 2021 anunció que se lanzaba para la Presidencia. Allegados a Rodolfo Hernández aseguraron que su intención era hacer una “campaña larga” para las regionales de 2023 y la gobernación de Santander. Sin embargo su proselitismo por redes sociales y su enfoque en la ‘santadereanidad’ causó un auge que lo puso en segunda vuelta. Allí fue derrotado por el actual presidente, Gustavo Petro.

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Contrario a su estrategia inicial, su aspiración presidencial le jugó en contra. En Santander se volvió común la tesis de que supuestamente “le regaló las elecciones a Gustavo Petro” y tampoco gustó que hubiese renunciado a su curul en el Senado por estatuto de oposición para lanzarse a la gobernación.

Aún así, figuraba como el gran favorito para estos comicios. Incluso, de la Alianza Verde confirmaron a este diario que Carlos Ramón González trató de hacer el enlace para que Hernández fuera “el de Petro” en el departamento. Al final no se pudo.

Avalado por su propio partido, la Liga de Gobernantes Anticorrupción, las encuestas lo ponían de primeras en la intención de voto. Ni siquiera lo afectó el diagnóstico de cáncer de colón, conocido en junio. Lo único que frenó su aspiración fue la sanción del CNE, que señaló que no podía aspirar debido a que tenía tres sanciones disciplinarias que lo inhabilitaban. Aún así tuvo una considerable votación. El golpe definitivo fue la condena emitida el 15 de abril por el escándalo de Vitalogic.

Hernández no deja un claro heredero político. Su partido, que sigue teniendo personería jurídica, no tiene sin él un claro norte de acción y las peleas, que fueron parte característica en su trayectoria pública y privada, lo apartaron de eventuales sucesores para las futuras justas electorales regionales y para el Congreso. 

JUAN SEBASTIÁN LOMBO DELGADO Y MELISSA MUNERA - REDACCIÓN POLÍTICA Y NACIÓN