'Con secuestro esto no puede seguir': Lafaurie toma postura tras anuncio del Eln

Dicho anuncio, generó cuestionamientos por parte de la delegación del Ejecutivo y un llamado por parte de la Iglesia, las Naciones Unidas y los países garantes del proceso de negociación. En entrevista con EL TIEMPO, José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán, habló sobre las consecuencias de esta decisión a la que califica como equivocada y le pidió al Eln tener coherencia y hacer una reflexión de fondo sobre cuál es el camino que quiere seguir. “Para mí es un imperativo ético que con secuestro y, sobre todo, con secuestro de ganaderos, esto no puede seguir”, dijo.  

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Es una gran equivocación por tres razones. En primer lugar, el Eln siempre sostuvo que no había firmado ningún acuerdo con gobierno alguno porque, cuando firmaban algo, se comprometían con eso. Usted recordará que en México sacamos adelante el tema del secuestro después de una serie de incidentes muy dolorosos, incluso para entonces teníamos varios colombianos secuestrados. En el caso concreto del sector ganadero eran siete exactamente, entre ellos, una persona del César de 86 años. Por fortuna, sucedió lo del papá de Luis Díaz, y no digo por fortuna porque me haya parecido algo bueno, sino porque ese hecho terminó teniendo un impacto internacional tan fuerte que prácticamente volvió a poner en el primer nivel de las preocupaciones públicas el tema del secuestro. En consecuencia, el propio presidente Petro fue muy contundente al exigirle al Eln que no solo devolvieran al señor Díaz, sino que acabaran con esta práctica y devolvieran a los secuestrados, y eso fue lo que finalmente terminó por suceder en México. El acuerdo que se firmó después terminó siendo ratificado en Cuba de manera incluso unilateral por parte de ellos, pero con verificación en la mesa, es decir, formaba parte integral de los acuerdos. 

El segundo elemento grueso es que evidentemente el secuestro está proscrito por la legislación internacional, especialmente lo que tiene que ver con los protocolos de Ginebra y el Derecho Internacional Humanitario. Para un grupo que aún sigue catalogado como terrorista, secuestrar me parece que no es un buen expediente, más cuando hay países garantes y países acompañantes, además las Naciones Unidas y la Conferencia Episcopal en la mesa. Es pasar por alto un hecho calificado a nivel global como un delito de lesa humanidad y de guerra porque usan al ser humano como moneda de cambio. Comercializar seres humanos es una idea claramente repudiable.   
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Eso, para hablar del tercer error, insulta la inteligencia y el rigor con el cual estos países han acompañado la mesa. Pretender generar un vínculo de causalidad entre el secuestro y el fondo multidonante es creer que los gobiernos, por ejemplo, el de Alemania, que aporta fondos públicos, pueden financiar un grupo armado para acciones propias de su actividad ilícita. Ese fondo multidonante está diseñado, y así lo trabajamos y discutimos profusamente en Cuba, es para temas que tengan que ver con la transformación y para la paz, no para otro tipo de cosas. Entonces me pregunto: ¿puede el Gobierno de Colombia poner un solo peso del presupuesto nacional para financiar un grupo armado que además es considerado aún como grupo terrorista? Por favor, eso, repito, insulta la inteligencia de quienes están allí. Creo que los países garantes y acompañantes deben estar muy molestos por haber intentado relacionar ese tema. 

Es posible, fíjese usted que el comunicado lo firma el COCE (Comando Central) del que, por supuesto, Pablo Beltrán, jefe de la delegación del Eln en la negociación, hace parte. Ellos tienen una convocatoria que es el sexto congreso y creo que ahí tienen que resolver muy claramente los problemas internos y al mismo tiempo definir si la ruta del Eln como organización armada es llegar a acuerdo con el Gobierno para dejar las armas y, por supuesto, para tener algún tipo de concesiones que el Estado o la sociedad colombiana puede hacerles, si lo que buscan es tramo a tramo convertirse en un elemento irritante para fastidiar las conversaciones. Pero con estas acciones a los que terminan fastidiando es a la sociedad colombiana, que termina perdiendo del todo en la esperanza de que el diálogo sirva para acabar con un sector en armas que afecta claramente la convivencia. 

La pregunta que uno tiene que hacer es: ¿Pueden continuar los diálogos con el secuestro? ¿Aceptaría la sociedad colombiana que la Delegación del Gobierno mantenga una mesa de conversaciones con el Eln mientras que a la par haya secuestros? Por ejemplo, ayer secuestraron en la madrugada a un ganadero en Arauca y anoche en Paz de Ariporo secuestraron a otro ganadero, entonces la pregunta que uno se hace es si ese es el camino. ¿Vamos a someter al país a esas circunstancias, con un cese del fuego y con una serie de herramientas que evidentemente están facilitando, por sobre todo la vida, la convivencia de los colombianos en esas zonas vulnerables? Yo no creo, a mí me parece muy difícil. Por lo pronto, sí lo tengo claro, para mí es un imperativo ético que con secuestro y, sobre todo, con secuestro de ganaderos, esto no puede seguir. Además, por una razón simple: el Gobierno se paró firme con el tema del papá de Lucho Díaz, también se debe parar firme con el secuestro de Uriel Perales ayer en Arauca o de cualquier otro colombiano. ¿O es que aquí la vida de uno u otro vale en función de la preeminencia? Este no es un tema menor y es un asunto en el que el Gobierno tiene que pensar con mucho detenimiento y mandar un mensaje muy firme. En consecuencia, aquí el que tiene que hacer una reflexión de fondo es el Eln. El Gobierno ha sido muy generoso en la apertura del diálogo. 

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La mía es que esto es casi que un punto de no retorno, es decir, para mí, como presidente de Fedegán, es muy difícil estar en una mesa en la que hay un acuerdo en un tema tan sensible como el secuestro y ver cómo día tras día siguen secuestrando ganaderos en Colombia. Yo tendré una reunión con la delegación y les pienso dar mi opinión con claridad, honestidad y franqueza para que todos sepamos a qué atenernos, pero lo que no podemos es seguir así. En esto hay que tener unos elementos mínimos básicos de autoridad para poder continuar el diálogo, yo creo que mantener el diálogo con secuestros es dejar en el camino un elemento sustantivo y perder un poco la autoridad en las conversaciones que vienen. 

Esas son decisiones que tendrá que tomar el Gobierno, el presidente de la República que finalmente es el que conduce el proceso de paz con Otty (Patiño), que es el consejero, y por supuesto con Vera Grabe. Soy, como otros más, un delegado que finalmente actúa en función de una política pública, pero a mí me parece que en estas condiciones muy difíciles llegar allá como si no hubiera pasado nada. 

Eso es lo que tiene que reflexionar el Eln. Si el Gobierno tiene la misma firmeza que tuvo cuando ocurrió el secuestro del papá de Lucho Díaz yo creo que el Eln tendrá que hacer una reflexión de fondo en este tema y volver otra vez a reencontrar el camino que con dificultades se venía siguiendo, para no interrumpir un proceso que lleva mal que bien tiene más de 20 acuerdos firmados y por lo menos un proceso largo en materia de participación. 

REDACCIÓN POLÍTICA