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Proceso de paz con el Eln: el desafío de desarmar a un grupo binacional
La negociación se iniciará la primera semana de noviembre. Se augura unas conversaciones difíciles.
Precedida de un enorme secretismo, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (Eln) y el Gobierno de Colombia anunciaron este martes en Caracas (Venezuela) que retomarán las negociaciones de paz el próximo noviembre.
Se trata de un hecho relevante, pues en caso de llegar a buen puerto, la política de paz impulsada por el presidente Gustavo Petro podría sacar de la guerra al grupo más longevo y poderoso de los actores armados del país.
En el horizonte, sin embargo, se vislumbran dificultades. Aunque las partes anunciaron que la nueva fase comenzará con base en lo pactado hasta ahora, la realidad muestra a una guerrilla muy distinta a la de enero de 2019, cuando en una acción terrorista explotaron un carro bomba en la Escuela de Cadetes General Santander, en Bogotá, que acabó con la vida de 22 jóvenes y llevó al presidente Iván Duque a ponerles fin a las conversaciones en Cuba.
“De allá a acá, el Eln ha cambiado drásticamente”, dice Armando Borrero, sociólogo y experto en seguridad. “De ser un movimiento armado que actúa en Colombia, se extendió a Venezuela, donde hace presencia en ocho estados. Con la particularidad de que no está alzada en armas contra Nicolás Maduro, sino que, por el contrario, le sirve de apoyo”, explica.
Con esta realidad, Borrero pregunta: en caso de que el Eln llegase a un acuerdo de paz con el gobierno de Petro, ¿dejaría las armas también en Venezuela? ¿Levantaría los campamentos de allí? ¿No volvería a operar en la frontera?
Saludo el anuncio de la reanudación de diálogo entre el Gobierno de Colombia y el ELN, clave para profundizar la paz en el país. Desde @ONU_es reafirmamos nuestra disposición en apoyar el diálogo y la implementación de acuerdos alcanzados. pic.twitter.com/FDE4Jsiywg
La presencia de Venezuela y Cuba como países garantes (más Noruega) deja gravitando en el ambiente otros interrogantes. Su designación oficial fue hecha menos de 24 horas después de que Estados Unidos ratificó que Cuba continuará en la lista de países que apoyan al terrorismo.
Esto muestra que al menos en este punto Petro y la istración de Biden van en contravía. Para el Presidente colombiano, lo de Cuba es “una injusticia”, mientras que con Venezuela acaba de reanudar las relaciones y ayer envió a su canciller, Álvaro Leyva, a Caracas, quien posó sonriente en el Palacio de Miraflores con Maduro.
Con respecto a Cuba y la designación de Estado patrocinante del terrorismo, nosotros tenemos criterios claros
“Con respecto a Cuba y la designación de Estado patrocinante del terrorismo, nosotros tenemos criterios claros, leyes, requisitos claros y seguiremos considerándolos y viendo si Cuba seguirá mereciendo tal designación”, afirmó el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, en la misma Casa de Nariño.
Además queda por explicar qué pasó con España y Chile. Los mandatarios de ambos países, Pedro Sánchez y Gabriel Boric, vinieron a Bogotá y anunciaron su interés en ocupar también el rol de garantes. Entre el anuncio de ese acto de generosidad a hoy se hicieron evidentes las diferencias de Maduro con Sánchez y Boric.
El número dos del chavismo, Diosdado Cabello, insultó a Boric: “Bobo”, “cachorrito”, “pendejo”, le dijo por sus criticas en su discurso ante la ONU. Y a Sánchez, trascendió en Caracas, Maduro no le perdona que haya sido uno de los primeros mandatarios en reconocer a Juan Guaidó como presidente de Venezuela, en 2019.
Delegación del Eln volvió a Colombia Foto:Archivo particular
El factor Maduro carga, por si fuera poco, otro punto en contra. ¿Puede contribuir de manera altruista a la paz cuando él mismo está señalado por la ONU de violar los derechos humanos? La ONU documentó 122 casos de víctimas que fueron “sometidas a tortura, violencia sexual y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes”, perpetrados por agentes de los servicios de inteligencia. En otras palabras, la ONU acusa a Maduro y a jefes de inteligencia de crímenes de lesa humanidad.
En la firma de ayer, sin embargo, estaba presente Carlos Ruiz Massieu, representante especial del secretario general de Naciones Unidas en Colombia, y quien ha acompañado en esta etapa al comisionado de Paz, Danilo Rueda. Él confía en un final feliz del proceso. En esta misma línea se ubica el experto en conflicto armado Luis Eduardo Celis, quien cree que en esta ocasión sí será posible firmar la paz. “Hay dos grandes coincidencias entre el Eln y el gobierno Petro y que no ha habido en el pasado: primero, negociación de paz con participación social y adelantarla con sentido de transformaciones reales”.
Lo que se va pactando se va cumpliendo. El diálogo no puede ser una retórica
Esto, sin embargo, genera otra inquietud. El Eln quiere sumar lo que llama “la sociedad civil”, que para varios analistas es agitar el fantasma de una nueva constituyente. Sin contar, además, los problemas prácticos que hasta ahora son solo preguntas: ¿se negociará en medio del fuego? ‘Antonio García’, líder de ese grupo, fue tajante: “El problema no son las armas, sino las causas del conflicto”. Y sobre la idea de tomar como base lo alcanzado hasta ahora con las Farc, respondió que “lo que el Eln no discute en la mesa con el Gobierno no juega”.
En cuanto a la fluidez de los diálogos, el comisionado Danilo Rueda expresó: “Lo que se va pactando se va cumpliendo. El diálogo no puede ser una retórica”. A pesar del tiempo, la guerrilla volvió a mostrarse inflexible y nada autocrítica: “No es por negligencia del Eln, sino por los tiempos que han impuesto los gobiernos”, dijo ‘Antonio García’ sobre las dificultades para llegar a la paz.