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‘Verificar un cese del fuego es difícil’: Otty Patiño, jefe negociador con Eln
El líder del equipo de Gobierno habló de los retos para la paz y del futuro de las negociaciones.
Equipos negociadores del Gobierno y el Eln en Caracas. Foto: Twitter @ComisionadoPaz
Se suponía que el cierre del primer ciclo de diálogos entre el Gobierno y el Eln traería las primeras certezas y disminuiría la incertidumbre sobre el primer gran paso de la ‘paz total’. El frente occidental ‘Omar Gómez’ de la misma guerrilla, empero, tenía otros planes.
El paro armado indefinido anunciado por esta estructura que opera en el Chocó y el Valle del Cauca opacó los cuatro acuerdos anunciados por los equipos negociadores el lunes. En estos dos departamentos, precisamente, se habían pactado acciones y dinámicas humanitarias debido a “la grave situación de violencia”.
De izq. a der., Otty Patiño, Iván Cepeda, María José Pizarro y José Félix Lafaurie. Foto:Twitter: @IvanCepedaCast
Ante esta coyuntura, el balance del ciclo concluido en Caracas y el futuro de la mesa de negociaciones, el jefe negociador del equipo del Gobierno, Otty Patiño, expresó su postura en diálogo con EL TIEMPO. Además, este desmovilizado del M-19 y cercano al presidente Gustavo Petro explicó por qué no se ha hablado aún de un cese del fuego multilateral en la mesa de conversaciones.
"El paro armado va en contra de lo acordado con relación a procurar alivios humanitarios en dichas zonas. El paro inmoviliza a la población".
¿Cómo reacciona la delegación del Gobierno al paro armado que anunció el frente occidental ‘Omar Gómez’ del Eln?
Hubo una reacción del alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, la cual comparto plenamente. Dice que el paro armado va en contra de lo acordado con relación a procurar alivios humanitarios en dichas zonas. El paro inmoviliza a la población. El centro de los alivios humanitarios y otras medidas que se piensan es, justamente, que en el centro de estos procesos esté la movilización ciudadana para poner reversa a la tragedia humanitaria que se sufre allá: además de la extrema pobreza, están los desplazamientos, los confinamientos y una serie de flagelos que se sufren en virtud del conflicto armado. El alto comisionado también es la voz del presidente Gustavo Petro.
En este primer ciclo de diálogos que se cerró no se habló del cese del fuego. ¿En la próxima mesa sí será una de las prioridades?
No nos hemos querido meter en el tema del cese del fuego porque, así sea bilateral o unilateral, tiene que ser verificable. En una guerra irregular, y en medio de este mar de violencia que vive Colombia, donde hay múltiples actores, hacer una verificación de un cese del fuego es muy difícil. El presidente alguna vez habló del cese del fuego multilateral, lo que quiere decir que solamente es posible si todos los actores se comprometen a no seguir disparando. Un cese del fuego bilateral es muy complicado de establecer. Por supuesto, puede haber actitudes de treguas unilaterales —sobre todo treguas de agresiones contra la población civil, que es la que más sufre por el conflicto—.
A propósito del reporte de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP, en la que menciona a algunos sectores del Eln como posibles saboteadores, ¿el Gobierno cree que todos los sectores de la guerrilla están representados en la mesa?
Partimos de la base de que hay un solo Eln. Ese único es con el que estamos negociando. Si nosotros pensáramos que hay que negociar con múltiples Eln, no tendríamos una sola mesa. A nosotros nos interesa la unidad del Eln. No podemos provocar divisiones al interior de esa guerrilla. Si hay desacuerdos o desajustes al interior de esta, es un problema que ellos tendrán que solucionar. Nos interesa negociar con una sola entidad. Partimos de la base de que el Eln es uno solo, a pesar de que tenga 7 frentes de guerra. Es uno solo.
¿Entre estos desacuerdos hay alguno relacionado al frente ‘Omar Gómez’?
"Si el acuerdo de los alivios humanitarios no se está cumpliendo por parte del Eln, pensaríamos que tampoco les interesa la salud de sus propios compañeros".
No partimos de un desacuerdo de ese frente, sino que creemos que quienes están negociando por parte del Eln deben asumir la responsabilidad de cumplir con lo acordado. Nosotros no somos quienes tenemos que hacer exigencias a ese frente. Es la propia dirección del Eln la que tiene que hacer eso y cumplir lo acordado. El acuerdo de alivios humanitarios es integral y comprende también el alivio a quienes, por situaciones de enfermedades graves y de situaciones críticas de salud, deben ser atendidos de inmediato de manera prioritaria. Si ese acuerdo no se está cumpliendo por parte del Eln, pensaríamos que tampoco les interesa la salud de sus propios compañeros.
¿Se habló en la mesa sobre el enfrentamiento entre las disidencias de las Farc y el Eln en Arauca?
Instalación de la mesa de diálogos entre Gobierno y Eln. Foto:Ministerio de Comunicaciones de Venezuela.
No se ha hablado, pero conocemos de los pronunciamientos que han dado el Eln y esos grupos de las disidencias de las Farc. Sabemos que hay un enfrentamiento, con algunas pausas, que viene desde enero de este año. Hay un conflicto armado que, además, tiene la gravedad de que lastima fundamentalmente a una población civil a la que le atribuyen ser cercana a uno u otro de los distintos grupos que pretenden manejar la situación en Arauca.
¿Por qué optaron por México como sede del próximo ciclo de diálogos?
Es un país relativamente cercano que recién se acerca y se ofrece para la mesa. Es más, el embajador de México estuvo presente en Caracas para ratificar el compromiso del país como garante y posible sede de las próximas conversaciones. Él hizo este ofrecimiento y estuvimos totalmente de acuerdo en que la próxima ronda de conversaciones se desarrollará allá.
¿Hay novedades sobre la postura de Estados Unidos frente a la invitación a que tenga un delegado especial a la mesa?
Que yo conozca, no hay. A los equipos del Gobierno y el Eln nos interesa que Estados Unidos envíe a alguien, ya sea en calidad de observador o representante del país como acompañante. Ser observador es lo mínimo que podría hacer el Gobierno de Estados Unidos. Hay temas que son muy importantes para Estados Unidos, uno de ellos es el narcotráfico que, aunque no figura exactamente como un punto de la agenda, siempre va a estar presente allí de una manera inquietante porque hay quienes afirman que el Eln está profundamente comprometido con el narcotráfico. El Eln plantea que algunos de sus frentes habitan en regiones donde la economía de las poblaciones está articulada con ese fenómeno, pero que ellos no son una organización de narcotraficantes. Me parece que eso amerita que la observación internacional, especialmente la de Estados Unidos, si es el caso, indague o allegue pruebas en uno u otro sentido.
¿La extradición sería mencionada si ese país entra al diálogo?
Hasta ahora, no. La extradicióntiene que ver con el tema de justicia. Ese tema, como muchos otros, puede aparecer de refilón, pero no es un tema central en la negociación.
¿Qué información hay sobre los ocho presos políticos del Eln que se mencionaron en el acuerdo entre ambas delegaciones?
Se habló de atención médica y prisión domiciliaria. Creo que ellos ya pasaron la lista con los nombres y seguramente el Gobierno hará la gestión con las autoridades judiciales, ya que es un problema del poder Judicial. En democracia, los poderes son independientes y el Gobierno puede hacer la gestión para que el poder Judicial proceda a estudiar los casos.
¿Qué destaca de esta reanudación de diálogos con el Eln que no se haya hecho en procesos anteriores con esta insurgencia?
Otty Patiño, jefe negociador del Gobierno, y 'Pablo Beltrán', segundo al mando Eln. Foto:Cortesía María Victoria Patiño. Eliana Aponte, EL TIEMPO.
Hay varias cosas. Por un lado, tiene un tema que llamaríamos ‘el método’, en el cual se plantea que cada acuerdo que se vaya firmando se irá implementando. Eso es un elemento muy importante en esta negociación porque se trata de darles confianza al Eln y a la gente sobre la cual ellos tienen alguna influencia. Otro elemento fundamental es que, al parecer, ellos no están pensando en el poder nacional, sino en el poder territorial, aunque les interesan temas de orden nacional. Esas son diferencias muy importantes. Y, la gran diferencia, que es un poco circunstancial, es que ellos son el último proceso político insurgente que se está viviendo en Colombia, el último proceso de paz negociado con una insurgencia en el país, lo cual cerraría ese ciclo de las negociaciones con las fuerzas insurgentes.
¿A qué se debe el hermetismo en las negociaciones?
Si empezamos a opinar cada uno de los que estamos en la mesa negociando hacemos un debate público. Cualquier negociación necesita confidencialidad. Tenemos que sobrepasar a veces las pequeñas lloviznas o las tormentas que significa la especulación de los medios de comunicación sobre lo que está ocurriendo. Es preferible soportar esas situaciones a que, por imprudencia o ruptura de la confidencialidad, se nos vaya a dañar el proceso mismo.
Sin embargo, no hay descuido frente al tema de las noticias falsas…
Por eso creamos una comisión conjunta de comunicaciones para dar noticias ciertas, claras y oportunas. Esa es una manera de contrarrestar las noticias falsas. De resto, es estar a la defensiva de las suposiciones y especulaciones de las personas que tratan de sacar verdades con mentiras. No podemos caer en esa trampa.
Hoy, usted está, por decirlo de algún modo, desde la otra orilla de la mesa, luego de que ya estuvo en un proceso de negociaciones como integrante del M-19 que llevó a su desmovilización. ¿Qué consejos le da al Eln?
Es muy malo que yo, estando al otro lado de la mesa, les aconseje. Eso es como si en un juego de cartas yo le aconsejara al otro con qué carta jugar. Yo trato de entender cuáles son los intereses que tiene el Eln y si no son contrarios, sino similares a los que tiene el Gobierno, intento llegar rápidamente a acuerdos. Cuando uno está al otro lado de la mesa, puede pensar que todo lo que el otro piense o plantee es para tratar de ganarle la partida a uno, pero no es así. A veces, coinciden. Nosotros somos un Gobierno de cambio y ellos también están solicitando algunos cambios. Desde esa perspectiva, no siempre remamos en sentido contrario.
Carlos Pizarro durante la entrega de armas del M-19. Foto:Archivo / EL TIEMPO
Varios de la mesa han resaltado un buen ambiente en las negociaciones entre ambos equipos…
Sí, eso es cierto. Aunque tuviésemos posiciones encontradas, tratamos de mirarlas con tranquilidad, a veces hasta con cierto humor. Es necesario en una buena negociación no ser tan solemnes, pero ser serios en el sentido de que las cosas que hagamos o dejemos de hacer repercuten sobre las personas. Hay gente sufriendo, que están matando. Entre más rápido y mejor hagamos esta negociación, lograremos salvar vidas y disminuir el dolor y la tragedia.
‘Pablo Beltrán’, en el cierre del primer ciclo, habló de su preocupación por los asesinatos de los desmovilizados de las Farc. ¿Qué opina al respecto?
Es una preocupación permanente que se cumplan los acuerdos, especialmente la protección de la vida de la gente. Eso tiene que ver con los diseños que se vayan haciendo a lo largo de las negociaciones. Tenemos que tener cuidado con las lecciones aprendidas duramente con muchos costos de vidas. Eso lo debemos evitar al máximo.
Usted habló de cambiar la doctrina contrainsurgente en el Ejército, ¿en qué consiste su propuesta?
"El Eln está haciendo una lectura un poco vieja. Hoy no puede hablarse de una guerra entre un grupo insurgente y las Fuerzas Armadas del Estado que harían la guerra a través de paramilitares".
Yo, desde la representación del Gobierno,represento al conjunto de las instituciones del Estado colombiano, incluyendo a mis Fuerzas Militares. Mi Ejército, mi Fuerza Aérea, y mi Armada. Aunque yo creo que hay que cambiar algunas cosas, las defiendo y trato de mejorarlas. Eso no es un tema de la agenda, pero, si en este proceso de paz hay acuerdos que ayuden a ese mejoramiento para dar protección a la vida de la gente del Eln en los distintos momentos del proceso, tendría que mirar cómo se hace. El Eln es muy temeroso de que haya una connivencia de las Fuerzas Militares con grupos al margen de la ley que no tienen razón política. El Eln está haciendo una lectura un poco vieja. Hoy no puede hablarse de una guerra entre un grupo insurgente y las Fuerzas Armadas del Estado que harían la guerra directamente o a través de paramilitares. Esa visión poco un simplista y arcaica no es lo que ocurre en Colombia.