“Quiero tocar un tema que muy pocas personas hablan: la ansiedad. Yo sufro de ansiedad y trato de contrarrestarlo con psiquiatría, meditación y deporte. Pero hay mucha gente que es ansiosa, no lo sabe y tiene una vida una mierda. Cuestiónense y busquen ayuda profesional porque eso no se le desea a nadie. No tengan miedo. Peor es vivir así”.
Contrario a la depresión, que se manifiesta como una tristeza constante, la ansiedad se expresa en episodios donde el agobio, la inquietud, la sensación de amenaza o el peligro, las ganas de huir o atacar, la inseguridad, la sensación de vacío, extrañeza o despersonalización, así como el temor a perder el control, recelos, sospechas, incertidumbre y dificultad para tomar decisiones se hacen presentes.
“La ansiedad es una emoción natural que comprende las reacciones que tienen los seres humanos ante la amenaza de un resultado negativo o incierto. Este tipo de reacciones se producen ante los exámenes, al hablar en público, al sentirse evaluados, en situaciones sociales, o ante cualquier situación que nos resulte amenazante”, explica la Asociación Colombiana de Psiquiatría (A).
Otra característica de la ansiedad es que los episodios de crisis pueden aparecer bruscamente y alcanzar su máxima expresión en los primeros diez minutos, tiempo en el cual se suceden al menos cuatro o más de los síntomas arriba descritos, ilustra el psiquiatra Rodrigo Córdoba.
Todo esto porque, según el psiquiatra, la ansiedad es una especie de sistema de alerta ante situaciones consideradas como amenazantes y “su función es movilizar el organismo, mantenerlo alerta y dispuesto para intervenir frente a los riesgos, de forma que no se produzcan o se minimicen sus consecuencias”.
“El problema viene cuando la activación psicológica y fisiológica que acompaña a esta respuesta alcanza niveles muy altos, y ello se traduce en síntomas físicos y psicológicos que comprometen la salud”, dice el experto.
De acuerdo con la psicóloga clínica Sandra Herrera, hay personas que cuentan con un sistema de alerta más sensible, por un lado, y más complejo de desactivar una vez disparado, por otro. “En cierto sentido se encuentran regularmente en una especie de prealerta que condiciona su disposición hacia el medio externo o interno, la advertencia y el registro de determinados acontecimientos y la prefiguración de un tipo de respuestas defensivas como más probables”, asegura la psicóloga.
¿Cómo actuar?
Ambos especialistas coinciden en que cuando la ansiedad no se ha manifestado en episodios relevantes se pueden dar consejos generales para prevenirla, pero si las alteraciones son de mayor gravedad, requieren tratamiento profesional específico.
En cualquier caso, hay que aprender a manejar la ansiedad gestionando las fuentes y las causas que la originan. Para ello, hay algunas pautas a seguir, que recomienda la Asociación Colombiana de Psiquiatría:
- Evitar la respiración superficial, intensa y rápida, conocida como hiperventilación, porque agrava la sintomatología ansiosa, genera un aumento de la sensación de ahogo y facilita el camino hacia las crisis de pánico. En lugar de hiperventilar, se recomienda practicar la respiración abdominal: inspirar con tranquilidad durante varios segundos y luego expirar también de forma lenta.
- Concentrarse en una lectura, un paisaje, una conversación, y no en los propios síntomas.
- No tomar café u otros estimulantes porque no favorecen nada, y tampoco alcohol, porque este último, aunque es un depresor del sistema nervioso, inicialmente reduce la ansiedad, pero en un plazo posterior aumentará las probabilidades de tener crisis de pánico.
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