El 33% de mujeres en edad fértil tienen deficiencia de hierro, ¿cómo identificarlo?

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1 de cada 3 mujeres son afectadas por deficiencia de hierro, convirtiéndose en la principal causa de anemia en el mundo.

En Colombia hay 18 millones de mujeres en edad fértil, entre 15 y 49 años, y el 33% de ellas padecen de esta deficiencia. Sin embargo, a pesar del alto nivel de incidencia para la población femenina, actualmente las mujeres desconocen cuáles son sus síntomas, cómo reconocerlos y los riesgos que conlleva padecer de anemia.

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La carencia de hierro es la principal causa de la anemia, la deficiencia nutricional más prevalente en todo el mundo: afecta al 33% de las mujeres no embarazadas, al 40% de las embarazadas y al 42% de los niños.

En los adultos, la carencia de hierro también puede conllevar efectos negativos, como fatiga, menor rendimiento físico y descenso de la productividad laboral, además de afectar a las actividades sociales.

La carencia de hierro se presenta principalmente cuando las necesidades de hierro aumentan durante periodos de crecimiento y desarrollo rápidos, como la primera infancia, la adolescencia y el embarazo, aunque también puede presentarse en otras etapas de la vida. En las mujeres embarazadas, la carencia de hierro puede provocar anemia, insuficiencia ponderal en el recién nacido y acortamiento de la gestación.

El hierro es un elemento que se encuentra en la sangre y que tiene la tarea principal de producir hemoglobina, una sustancia mensajera para transportar oxígeno a cada órgano del cuerpo. Este elemento también es clave para la fabricación de hormonas, el mantenimiento muscular y el tejido conectivo (sostiene, protege y estructura otros tejidos y órganos). 

 Una de sus funciones más destacadas es su papel en la formación de hemoglobina y mioglobina, dos proteínas esenciales para el transporte y almacenamiento de oxígeno en el cuerpo. La hemoglobina, presente en los glóbulos rojos, se encarga de transportar el oxígeno desde los pulmones hasta los tejidos, mientras que la mioglobina, ubicada en los músculos, almacena oxígeno para su uso durante la actividad muscular.

Además de su contribución al transporte de oxígeno, el hierro también es fundamental para el metabolismo celular. Participa en una serie de reacciones bioquímicas esenciales que tienen lugar en el cuerpo. Asimismo, juega un papel en el sistema inmunológico, ayudando en la respuesta inmunológica contra infecciones y enfermedades.

El hierro también influye en la función cerebral y cognitiva. En el desarrollo y funcionamiento adecuado del cerebro, el hierro desempeña un papel esencial. Su deficiencia en niños puede tener efectos negativos en el desarrollo cognitivo y la función cerebral.

Otra función vital del hierro es su participación en la generación de energía. Forma parte de la cadena de transporte de electrones en las mitocondrias, las centrales de energía de las células, y contribuye a la producción de adenosín trifosfato (ATP), la fuente principal de energía celular.

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Además, el hierro es necesario para la síntesis del ADN, el material genético que guía el crecimiento y funcionamiento de las células. Mantener un equilibrio adecuado de hierro es esencial, ya que tanto la deficiencia como el exceso pueden afectar la salud. La deficiencia de hierro puede resultar en anemia, fatiga, debilidad y problemas cognitivos, mientras que el exceso puede provocar daño celular y contribuir a condiciones como la hemocromatosis.

Es recomendable obtener hierro a través de una dieta equilibrada, incluyendo alimentos ricos en hierro como carnes magras, pescado, legumbres, cereales enriquecidos y vegetales de hojas verdes. Ante inquietudes sobre los niveles de hierro en el organismo, es aconsejable buscar orientación y seguimiento de un profesional de la salud.

 Las mujeres deben prestar especial atención a sus niveles de hierro debido a una serie de razones fundamentales que se relacionan con sus necesidades fisiológicas particulares a lo largo de sus vidas. Uno de los factores principales es la pérdida de sangre durante el ciclo menstrual. Cada mes, las mujeres experimentan una pérdida significativa de hierro debido al sangrado, lo que puede potencialmente desencadenar una deficiencia de hierro y, en última instancia, anemia si no se reemplazan adecuadamente estos niveles.

Además, durante el embarazo, las demandas de hierro aumentan debido al incremento en el volumen sanguíneo y al desarrollo del feto y la placenta.

La deficiencia de hierro en esta etapa puede conllevar riesgos como anemia materna, parto prematuro y bajo peso al nacer, además de ser esencial para el desarrollo cerebral del bebé.

El periodo de lactancia también impone necesidades mayores de hierro para satisfacer tanto a la madre como al bebé, ya que la leche materna proporciona hierro al recién nacido.

Las mujeres que siguen dietas vegetarianas o restrictivas también deben ser conscientes de su ingesta de hierro, puesto que algunos alimentos de origen vegetal contienen una forma menos absorbible del mineral.

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Asimismo, aquellas que se dedican a actividades físicas intensas pueden necesitar más hierro debido a la mayor demanda de oxígeno y energía para los músculos. Durante la adolescencia, un período de rápido crecimiento y desarrollo, el hierro es esencial para una función cognitiva adecuada y un desarrollo óptimo.

Para evitar la anemia y sus efectos negativos, como fatiga, debilidad y dificultades cognitivas, es crucial que las mujeres mantengan niveles de hierro adecuados. Una dieta equilibrada, que incluya fuentes de hierro de alta calidad como carnes magras, pescado, legumbres, cereales enriquecidos y vegetales de hojas verdes, puede ayudar a satisfacer estas necesidades.

Si surge preocupación acerca de los niveles de hierro, es aconsejable buscar asesoramiento profesional para llevar a cabo pruebas y recibir orientación sobre la dieta o suplementación en caso necesario.

Un bajo nivel de hierro en el organismo, también conocido como deficiencia de hierro, puede manifestarse a través de una variedad de síntomas que pueden afectar tanto el cuerpo como la mente.

Estos síntomas pueden variar en su intensidad y pueden ser más notorios a medida que la deficiencia empeora. Algunos de los principales síntomas que pueden indicar un bajo nivel de hierro incluyen:

Es importante tener en cuenta que estos síntomas pueden ser causados por diversas condiciones de salud, por lo que es recomendable consultar a un profesional de la salud si experimenta varios de estos síntomas o si tienes preocupaciones sobre su nivel de hierro. Un diagnóstico preciso puede ayudar a abordar cualquier deficiencia de hierro y sus posibles causas subyacentes.

En caso de que tenga más preguntas o tenga sugerencias sobre temas que le gustaría leer, por favor escribir a [email protected].

D. Vanessa Ortiz