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'Minsalud bloqueó mi llegada al Invima', Germán Velásquez

En entrevista se refiere sobre su fallida llegada a la entidad y opina de la reforma de la salud.

Germán Velásquez fue designado como director del Invima, pero nunca llegó al cargo.

Germán Velásquez fue designado como director del Invima, pero nunca llegó al cargo. Foto: Claudia Rubio - EL TIEMPO

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PERIODISTA DE MEDIOAMBIENTE Y SALUDActualizado:

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El 28 de octubre, el presidente Gustavo Petro, a través de su cuenta de X (antes Twitter), anunció que Germán Velásquez sería el director del Invima. La entidad llevaba entonces 14 meses sin director en propiedad y su nombramiento era clave para enfrentar graves problemáticas en el sector salud como el desabastecimiento y escasez de medicamentos. Velásquez, quien vive en Suiza, se trasladó a Colombia, entregó todos los documentos para llegar al cargo y esperó. Sin embargo, pasaron días, semanas, meses y finalmente nunca pudo asumir el cargo para el cual el presidente lo había designado.
Se dijo, en un principio, que la razón de la demora había sido que Velásquez era filósofo, y no graduado de un pregrado en salud. Sin embargo, los estatutos del invima se cambiaron justo para permitir que él entrara al cargo. Además, su experiencia, de más de dos décadas en distintos cargos en la Organización Mundial de la Salud, acreditaba su conocimiento del sector. Ahora, en entrevista, Velásquez revela que fue el Ministerio de Salud, en cabeza de Guillermo Alfonso Jaramillo, quien bloqueó su llegada al cargo por razones que desconoce.
También asegura que el Invima se volvió un fortín de burocracia, donde se entregaron cerca de 500 contratos y defiende el nombramiento de Francisco Rossi, a quien considera una persona más que capacitada para ocupar el cargo. También enfatiza en que una buena reforma de la salud, sea en Colombia o en cualquier otro lugar del mundo, requiere de que se apruebe todo el articulado, y no solo algunas partes.
Germán Velásquez tiene más de dos décadas de experiencia trabajando en temas de salud en la OMS.

Germán Velásquez tiene más de dos décadas de experiencia trabajando en temas de salud en la OMS. Foto:EL TIEMPO

Al final, ¿qué pasó con su nombramiento como director del Invima?

He tenido noticias y no las mejores. Al inicio, como dije a la prensa, pensé que era solo un bloqueo por parte del Ministerio de Salud para frenar mi llegada al Invima, tal y como lo anunció el propio Presidente de la República en X el 28 de octubre del 2023. Si bien todo alrededor de esto me parecía ya bastante grave y extraño, recientemente me he enterado que, durante el mes de enero del 2024, cuando todavía la presidencia me insistía que aceptara el nombramiento, bloqueado por meses, el Ministerio de Salud y la directora encargada del Invima nombraron a un secretario general en propiedad que en pocos días posesionó a personas en puestos claves en propiedad y firmó cerca de 500 contratos de personal. No les importó que el Presidente hubiera designado a un nuevo director para reorganizar la institución. Creo que todo lo ocurrido demostró que mi presencia en el Invima no hubiera sido viable, estaban acelerando medidas y tomando decisiones con las cuales yo no estaba necesariamente de acuerdo.

Según esto, quien está en dificultades es el nuevo director de Invima, Francisco Rossi. Que usted, entiendo, recomendó….

Pues sí, es ahora el Dr. Rossi quien está en dificultades porque además de tener que hacer frente a los enormes retos que tiene el Invima, ahora tendrá que lidiar con la avalancha de personal que le dejaron contratada, muchos de ellos sin experiencia ni cualidades para el cargo, más allá de ser amigo del exsecretario o de quién sabe qué políticos. La ventaja es que Rossi conoce perfectamente la institución y tiene más de 40 años de una carrera irreprochable en el sector público nacional e internacionalmente en temas de salud pública, epidemiología y medicamentos en particular. Usted dice que yo recomendé al Dr. Rossi, pues claro que lo recomendé y lo sigo recomendando, bueno ahora mejor digamos apoyando, porque él es a mi juicio la persona más indicada para ocupar ese puesto.

Usted conoce la experiencia de reformas de salud en otros países, ¿qué piensa del proyecto de reforma en Colombia?

He preferido hasta ahora no decir ni una sola palabra sobre la reforma de la salud que ha propuesto este gobierno. Pero en lo que se refiere al sistema de salud de Colombia, desde hace más de quince años me vengo pronunciando. Alguna vez dije que la Ley 100 era como uno de esos bluejeans que se usan ahora, llenos de rotos y remiendos, pero que cuestan el doble. Pasé más de veinte años en la OMS viajando por el mundo entero, y déjeme decirle con modestia, que tengo alguna idea de cuáles son los modelos de sistemas de salud que funcionan bien en el mundo y cuáles funcionan menos bien. Tuve la oportunidad de discutir con Juan Luis Londoño (exministro de salud de esa época) y Francisco Rossi (actual director del Invima) la formulación de la Ley 100. Mi opinión siempre fue que la Ley 100 era un modelo teórico de combinación público/privado, que tal vez podría funcionar en un país con alta capacidad de regulación y control, que no es el caso de Colombia. Treinta años después, nos damos cuenta de que, aunque hay progresos innegables atribuibles a la Ley 100, se han conseguido a costa de una informalización y precarización de los trabajadores de la salud, y a una profundización de las inequidades sociales y económicas, pues el régimen subsidiado no fue integrado como estaba previsto. Como todo el mundo lo ite hoy, no tiene el mismo a la salud en Colombia, los ciudadanos que viven en el norte de Bogotá que los que viven en el Chocó o la Guajira, o sin ir tan lejos los que viven en el sur de Bogotá.

Pero, ¿qué piensa de la reforma a la salud que el gobierno tramita en el Congreso?

Es una pregunta compleja. Empecemos por el principio: ¿Qué es lo que se pretende hacer? ¿Reformar el sistema de la Ley 100 para mejorar la cobertura sanitaria? ¿O cambiar el modelo de salud, por algo diferente a la Ley 100 y sus reformas sucesivas? Si es lo primero, esto podría lograrse si el gobierno cuenta con una mayoría en el Congreso. Esto es fundamental si hablamos de una reforma de salud, lo que no es el caso para una reforma tributaria, laboral, o incluso agraria, pues con estas reformas el gobierno puede negociar, hacer compromisos, “perder aquí y ganar allí”. En salud no es tan fácil. Estamos hablando de los derechos de los ciudadanos del a la salud y esto no se negocia en función de los intereses financieros privados, o políticos, o de simple deseo de oposición por oposición de diferentes grupos parlamentarios. En una reforma de salud no es aceptable ganar en un artículo y perder en otro. Es necesaria una reforma coherente en su globalidad basada en el interés público.

Ahora la reforma podría caerse en la Comisión Séptima del Senado tras la decisión de 8 congresistas de radicar ponencia negativa…

Me parece que están encerrados en un forcejeo político, doméstico y con rabia… Habría que inyectar aire de afuera, calmar los ánimos y estar dispuestos a concertar en vez de confrontar. En una reforma de salud no se puede “ganar” en unos artículos y “perder” en otros.

¿Cree que el proyecto podría mejorarse y volver a presentarse? Y en caso de que sí, ¿qué debería agregarse?

No.

Los detractores de la reforma dicen que la idea es volver al modelo del Instituto de Seguros Sociales, de ingrata recordación. ¿Usted cómo lo ve?

Como también soy filósofo, y ya todo el país lo sabe, déjeme citar a Heráclito y decirle que “nadie se baña dos veces en el mismo río”. No sé por qué se hace “terrorismo” diciendo que sería regresar al Instituto de Seguro Social que en mi opinión fue una etapa positiva. Yo he trabajado toda mi vida impulsando dos propuestas de política farmacéutica para el mundo entero, que fueron las de la Organización Mundial de la Salud; los medicamentos esenciales y la promoción de los genéricos.

¿Y si se buscara un cambio de modelo de salud en el país, qué sería lo mejor?

Si de lo que estamos hablando es de un cambio de modelo de salud, es decir, pasar de un modelo público privado en la gestión de los recursos, como en Colombia que es un modelo como el de Estados Unidos o el modelo de salud de Chile introducido por la dictadura de Pinochet, para pasar a un modelo público como son los modelos salud de Europa Occidental, o de Brasil o Costa Rica en nuestra región, el asunto es mucho más complejo. Cambiar a un modelo público no requiere solamente la mayoría en el Congreso, sino un consenso nacional: gobierno, congreso, sindicatos, gremios, ciudadanos, pacientes, representantes de distintos grupos étnicos etc. Es algo que no se hace de la noche a la mañana y puede tomar toda una legislatura… Si esto es lo que pretende el gobierno actual, sería necesario elaborar un proceso de transición de un modelo al otro que podría durar varios años.

En su opinión, ¿cual es el principal problema del actual sistema de salud en Colombia?

Ya dije que los modelos de salud como de los países de Europa occidental son los que mejor han funcionado en los últimos 80 años, después de la Segunda Guerra Mundial. El a la salud es un derecho fundamental del ciudadano, de todos los ciudadanos, sin importar su origen, condiciones económicas o situación geográfica. Y ese derecho de los ciudadanos tiene que estar garantizado por una obligación del Estado. Cuando el Estado quiere responder a esa obligación, involucrando al sector privado cuyo interés fundamental es el beneficio financiero y no el interés público, es ahí que empiezan los problemas. Las EPS funcionan con una lógica privada y se pueden convertir en grupos financieros poderosos que los estados no consiguen controlar. Y el sistema de salud en un modelo mixto se encuentra en la encrucijada entre prestar un servicio público o manejar un negocio rentable. Un modelo público privado puede funcionar en un estado con una alta capacidad de supervisión y control, que desafortunadamente sabemos no es el caso de nuestro país. Un Estado que tenga los medios para garantizar que los intereses financieros estén claramente supeditados al interés público.

⁠Petro, junto con la exministra Corcho propusieron una autoridad continental para la regulación de medicamentos. ¿Qué pasó con esa idea? ¿Para dónde iba la iniciativa?

Se trata de la iniciativa del presidente Petro, lanzada en Buenos Aires en el contexto de la CELAC, en diciembre del 2022. La creación de una Agencia de medicamentos y alimentos de América Latina y el Caribe (AMLAC), es algo que está en camino. En abril del 2023 en la ciudad de Acapulco, México, Colombia, Cuba y México firmaron el compromiso inicial. Se trata de fijar normas y estándares que garanticen la calidad, seguridad y eficacia de los medicamentos y productos farmacéuticos basados prioritariamente en exigencias estrictamente sanitarias. Se trata también de armonizar los requisitos para la puesta en el mercado para facilitar el desarrollo de una industria farmacéutica regional y un mercado regional de medicamentos y productos sanitarios. Esta es, a mi juicio, la iniciativa internacional en salud más importante del actual gobierno. Desafortunadamente por la incertidumbre en el Invima en el último año y aparentemente por desinterés del Ministerio de Salud en este tema, las cosas no van tan rápido como muchos hubiéramos querido.

¿Si le ofrecieran el ministerio de Salud lo aceptaría?

No estoy buscando puesto, pero si el caso es prestar un servicio a mi país, por supuesto que lo contemplaría.
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