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Opinión
La planta baja también merece mantenimiento / Columna Sexo con Esther
El piso pélvico, clave en la salud femenina, deja de ser tabú: se puede prevenir, fortalecer y rehabilitar.
El piso pélvico no es una ruina inevitable. Se entrena, se fortalece, se recupera. Foto: iStock
Hay un rincón del cuerpo femenino que durante años ha vivido entre el tabú, el olvido y la resignación: el piso pélvico. Esa noble estructura de músculos que sostiene el “departamento inferior” mantiene todo en su sitio y se encarga, nada más y nada menos, de que el cuerpo no se nos venga abajo… literalmente.
Sí, querida lectora (y curioso lector también), hoy hablamos de la planta baja: esa zona que sostiene vejiga, útero y recto, y que en muchas mujeres termina siendo el último tema en la lista de autocuidado… hasta que el ascensor empieza a hacer ruidos raros.
¿Te ríes y se te escapa el chiste —y otra cosa más—?
¿Sientes presión hacia abajo cuando cargas el mercado o haces ejercicio?
¿Notas que el aquello ya no tiene el mismo ritmo, fuerza o sensación que antes?
Pues no estás sola. La buena noticia es que todo eso tiene solución, prevención y dignidad. Y no, no tienes que resignarte a cruzar las piernas cada vez que estornudas.
El piso pélvico no es una ruina inevitable. Se entrena, se fortalece, se recupera. Así como vas al gimnasio para los glúteos o haces planchas por el abdomen, también puedes ejercitar la faja invisible que sostiene tu mundo interior. Y eso tiene beneficios para todo: continencia, postura, parto y, por supuesto, para “el aquello” que muchos aún no se atreven a decir pero que todos quieren disfrutar.
¿Sabías que hay fisioterapia especializada en piso pélvico? ¿Que los ejercicios de Kegel no son el único camino y que el autoconocimiento corporal no tiene por qué dar vergüenza? ¿Y que la sexualidad también pasa por músculos que merecen elasticidad, fuerza y circulación?
Foto:iStock
Hablar de piso pélvico no es hablar solo de orina o de partos. Es hablar de poder personal, de libertad de movimiento, de placer sin culpa, de vejez con autonomía, de decidir cómo y cuándo usar tu planta baja, sin que se te caiga el techo en la cabeza.
Así que hoy te invito a darle a esa zona el lugar que merece en tu agenda de autocuidado. No porque algo ande mal, sino porque prevenir es mejor que apretar.
Y si algo ya anda mal, pues bienvenida la rehabilitación: con ciencia, con tranquilidad y con mucha más fuerza de la que imaginas. Un chequeo simple es un buen comienzo.