Desde 1960 las mujeres hemos tenido a esa inmensa gama de anticonceptivos orales que, como piensan algunos, son todo un hito de la medicina moderna. Las pastillas anticonceptivas, conocidas popularmente como píldoras, impiden la ovulación y, en consecuencia, el embarazo.
Es más, desde hace ya varios años he leído investigaciones en donde aseguran que estos fármacos constituyen uno de los métodos anticonceptivos más seguros, con un 99 por ciento de eficacia, siempre y cuando se utilicen de manera correcta.
Pero más allá de la anticoncepción, se ha demostrado que estos medicamentos tienen otras propiedades: disminuyen el riesgo de cáncer de ovario, reducen los síntomas del síndrome premenstrual, tales como los cambios de humor, el dolor de cabeza, la sensación de hinchazón y el cansancio, contribuyen en los tratamientos contra el acné y rebajan el riesgo de padecer fibromas uterinos, quistes de ovario y enfermedades de la mama no cancerosas.
Sin embargo, como en casi en cualquier circunstancia o escenario de la vida, no todo en estas revisiones científicas es ‘color de rosa’, múltiples estudios han registrado síntomas asociados a estos biológicos como náuseas, cambios de humor, dolores de cabeza, aumento de peso, resequedad vaginal y el que nos compete: disminución de la libido.
Vale la pena aclarar que esto no es igual en todas ellas y que mucho depende de cada organismo. De ahí que existan una gran variedad de métodos anticonceptivos que distan en componentes y modalidades.
Volviendo a los temas del aquello, son muchas las mujeres que se preocupan por la falta de deseo sexual que puedan llegar a experimentar luego de un prolongado consumo de anticonceptivos.
Si bien puede llegar a suceder, en un artículo del Gynecological-Endocrinology Journal se expone que “en la mayoría de los casos se mezclan muchos factores en el bajo deseo, no solo la medicación en sí misma. Está muy relacionado con la calidad de vida de una mujer, y a medida que disminuye la calidad de vida también disminuye el deseo sexual”.
Al tenor de esta afirmación, es importante encontrar la clase de medicamentos que se adapte mejor a las necesidades y requerimientos de cada quien. Consultarlo con un profesional de la salud será siempre la mejor opción para mantener a flote los asuntos de la planta baja. Hasta luego.
ESTHER BALAC
Para EL TIEMPO
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