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Por qué comer rápido daña su salud y seis consejos para evitar apuros
Cada vez hay menos tiempo para disfrutar los alimentos, pero hacerlo trae beneficios para la salud.
Los turnos nocturnos de trabajo y las dietas desordenadas afectan los ciclos circadianos naturales. Foto: iStock
La mayoría de las personas vive en apuros. Se corre de un lado al otro, siempre pensando qué se tiene que hacer después, sin disfrutar del momento presente. Sin embargo, comer rápido, puede tener consecuencias graves.
Es frecuente dedicarle el menor tiempo posible a la ingesta para seguir con otras actividades o incluso comer mientras se hacen otra tareas como ver la TV o revisar las redes sociales. Parece una situación sin mayor importancia, pero la realidad este hábito es dañino para la salud.
Una de las primeras consecuencias negativas de comer rápido es engordar. La razón, tal como explica la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es que no se le da tiempo a las hormonas del estómago a enviar las señales al cerebro para advertirle que ya es suficiente y, por lo tanto, se come más de lo debido.
"Cuando no le das tiempo a las hormonas producidas en el estómago y el intestino para enviar las señales al cerebro (particularmente al hipotálamo, encargado de regular la alimentación), este no se entera de que el estómago ya está lo suficientemente expandido y satisfecho, y lo mismo pasa con el intestino. Y aunque tu organismo ya sació sus necesidades, tú sigues comiendo sin parar”, señaló Mariana Valdés Moreno, jefa de la carrera de Nutriología de la Facultad de Estudios Superiores (FES), plantel Zaragoza de la UNAM.
Con el paso del tiempo se altera la señalización del hambre y saciedad entre el estómago, el intestino y el cerebro. Así que se terminará comiendo de más.
Tip: El cerebro tarda alrededor de 20 minutos en reaccionar a la información que le llega desde las hormonas que intervienen en el proceso de la digestión. Cuando da la orden de dejar de ingerir alimentos la deja activada durante horas (entre 3 y 5 horas).
Procure no comer de rapidez en diciembre si quiere evitar gases y reflujos Foto:iStock
Aumentás el riesgo de padecer diabetes e hipertensión.
Engullir, masticar poco y rápido, podría ser el inicio de muchos trastornos. Diversos estudios de la UNAM demostraron que la velocidad de la ingesta se relaciona no solo con el riesgo de presentar obesidad, sino de padecer enfermedades cardiometabólicas como la diabetes o la hipertensión.
Una investigación del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición —realizada entre niños y niñas de 3 a 6 años— demostró que los menores que comen rápido tienen más sobrepeso y niveles altos de presión arterial o glucosa en la sangre.
Y no solo eso: otra investigación descubrió que la masticación estimula la célula inmune Th17 que puede aumentar la protección contra infecciones bacterianas: si se come despacio la salud, en general, se verá recompensada.
Incluso beneficiarás a el cerebro pues masticar de manera adecuada activa una zona cerebral, el hipocampo, que está relacionado con la memoria y la orientación espacial.
Presentar diabetes y otros padecimientos tomará tiempo, pero en el corto plazo serán notorias consecuencias en la salud, entre ellas estreñimiento. Si comés rápido y no hay tiempo de masticar bien, la comida llegará al estómago en trozos grandes, lo que dificultará la digestión causando malestar como estreñimiento y pesadez.
En cambio, si se come despacio y se mastica bien, las bacterias intestinales deshaceran los alimentos y habrá una mejor digestión.
Ahora que ya están claras las consecuencias negativas de comer rápido es hora de empezar nuevos hábitos y, para ello, estos son algunos consejos:
1. Realice 5 comidas al día, 3 fuertes y 2 colaciones. La razón es que si, por ejemplo, se desayuna muy temprano y espera hasta la tarde para comer, tendrá mucha hambre y, por ende, comerá rápido y de más. Lo ideal es que no pasen más de 4 horas entre una comida y otra.
2. No coma todo el tiempo. Quizá podría pensar que la solución para no caer en la situación anterior es comer todo el tiempo algo ligero, pero eso también es un error, pues habrá espacio en el organismo para usar las reservas de energía en los períodos de ayuno.
3. Tenga una rutina. En relación con el punto anterior, si se acostumbra el cuerpo a comer siempre a la misma hora, poco a poco habrá un hábito y no aparecerán los antojos y el hambre.
El ayuno intermitente propone pasar largos periodos sin comer al día. Foto:iStock
4. Mastique unas 40 veces. Aunque todo depende del alimento, si mastica hasta que la comida haya perdido su textura no solo será más consciente de esta actividad, sino que ingerira alrededor de 10 por ciento menos calorías.
5. Sea consciente. Si no se da el tiempo de comer despacio y de manera consciente su cuerpo no registrará la ingesta de la misma manera y esto llevará a comer alimentos poco saludables. Es más, comer rápido no permites que el alimento se impregne de las enzimas de la saliva que lo descomponen y favorecen la absorción de nutrientes, por lo que, sin importar que tan saludable sea lo que ingiere, está perdiendo parte de sus propiedades.
6. Disfrute. Finalmente, una buena razón para comer más despacio es que disfrutará de sus alimentos. Si ama comer sabe que la saliva permite que las partículas responsables del sabor se activen en las papilas gustativas y si come con tiempo, disfrutará más.