En Colombia se roban al año 1’200.000 celulares, un dato de terror que da cuenta de la voluminosa industria criminal detrás de uno de los delitos más lucrativos del momento.
Porque el hurto de celulares no es el muchachito raponero. A él a lo sumo le dan 50.000 pesos por cada aparato. El robo de teléfonos es un negocio de carácter transnacional en el que intervienen redes de logística criminal, con participación de autoridades fronterizas, de locales comerciales, de portales de comercio electrónico, expertos técnicos, etc., que mueve centenas de millones de dólares.
Por todo ello resulta curioso que la ‘solución’ que se plantea sea por el lado menos relevante de la cadena: el tecnológico. ‘Matar’ un celular de manera remota con la mentada tecnología kill switch no es una solución de fondo.
Un alto porcentaje de los equipos se usa para venderlos por partes, como pasa con el robo de carros. Por ello la analogía: ¿se acabaría el robo de carros si se obligara a todas las marcas de vehículos instalar un software que impida encender un carro cuando es robado? No. Ese carro será despedazado y vendido en los lugares donde todo el mundo sabe que venden autopartes robadas.
En celulares es igual: ¿por qué no acaban con esos locales y ‘centros comerciales’ donde todos sabemos que venden teléfonos robados y están llenos de ‘centros de servicio’ con partes de equipos hurtados? ¿Y la responsabilidad de la Dian y la policía fronteriza por donde pasan los camiones y containers de esos teléfonos?
Lo mismo aplica en las cárceles. Policía e Inpec han sido derrotadas por la corrupción. Los celulares son ‘dulces’ para todo lo que entra y sale de esos lugares en Colombia. Incapaces las autoridades de evitar el tráfico de celulares, volvieron a pasarle el problema a lo tecnológico: instalar antenas bloqueadoras de señal en las cárceles que nunca funcionaron, permeadas por la corrupción. Viven apagadas “en revisión”, “en reparación”.
La solución de todo esto no la tienen los operadores celulares o las marcas fabricantes de teléfonos. No necesitamos ni kill switch ni bloqueadores de señal. Lo que se requiere es matar la corrupción y enfrentar con decisión y recursos a las redes transnacionales de hurto de celulares.
JOSÉ CARLOS GARCÍA R.
Editor Multimedia
En X: @JoseCarlosTecno